¡Corre, corre, llegó la Policía! Por muchos años, decenas de jóvenes motorizados se dan cita en la “manga” del corredor universitario. La adrenalina corre velozmente por sus venas con cada pique en el que exponen sus vidas ante la negligencia de las autoridades, civiles, políticas y de policía, quienes no hacen nada por evitar accidentes fatales.
¿A qué se va a los piques? Algunos jóvenes van a correr sus motos, otros a mirar y todos a correr despavoridamente cuando llega la Policía a controlar la actividad ilícita.
Luisa Fernanda y Helen, con sus amigos, se convidaron para disfrutar aquella noche oscura los piques en el “Bulevar de la Muerte”, jamás pensaron que sería la última vez que correrían tras el aviso ¡Corre, corre, llegó la Policía! Luisa Fernanda cayó en una de las 29 alcantarillas sin tapa que minan el lugar desencadenándose su muerte.
Las autoridades en Colombia están instituidas para proteger la población civil, el alcalde como suprema autoridad de policía debe garantizar la vida de los ciudadanos. Los piques en Puerto Colombia no se evitan con represión sino con prevención, adoptando medidas tan sencillas como la construcción de reductores de velocidad. La negligencia de las autoridades ocasionó la muerte de Luisa Fernanda.
Tapas de hierro, mercado ilícito. No es nuevo que en Puerto Colombia se roben las tapas de las alcantarillas, como tampoco lo es la negligencia con que actúan sus autoridades. El mercado ilícito de tapas de alcantarilla es ampliamente conocido en la alcaldía desde donde se omite ejercer efectivamente la función de persecución de los infractores y de los receptadores. No hay justificación alguna que en un trayecto del “Bulevar de la Muerte” de menos de mil metros haya 29 alcantarillas destapadas sin señales de prevención al transeúnte, trampas mortales donde no puede morir una joven más, como le sucedió a Luisa Fernanda.
El negocio de la Salud. La despersonalización, falta de ética y la mercantilización de la salud son la base de un negocio de muerte que enriquece a unos pocos a costa del deterioro de la salud de muchos. El paciente desde que llega a un centro asistencial es maltratado por el “poder” del portero, luego por la enfermera y por último enfrenta la prepotencia del galeno.
Luisa Fernanda entró a la Clínica Portoazul con fractura cerrada de tibia y peroné, a los días salió muerta por un shock séptico multiorgánico, al parecer por presunta negligencia médica. Lo cierto es que ingresó con medicina prepagada y para ser intervenida quirúrgicamente su madre debió cancelar 6 millones de pesos previamente exigidos.
Responsabilidad contractual, extracontractual, disciplinaria y penal. La muerte de Luisa Fernanda no quedará impune, permite visibilizar una falla en el servicio público que acarreará responsabilidad extracontractual del municipio de Puerto Colombia, penal y disciplinaria de los presuntos responsables: alcalde, médicos y contractual de la clínica. Debe hacerse justicia,
¡Hasta siempre Luisa Fernanda!.
@orladocaba