Este título da para mucho. Hoy me quiere dar indicios para pensar el arte de mujeres, ese arte que a partir de la mitad del siglo veinte ha empezado a salir de la invisibilidad. Más que todo debido a la labor de académicas que rebuscan los rastros de tantas que existieron y fueron grandes artistas, pero que no conocemos porque el canon es masculino, producido por una mirada masculina situada en el privilegio.
Fragmentos es el título de la más reciente obra de Doris Salcedo, internacionalmente reconocida, a veces duramente criticada (qué raro…) nacionalmente. Para esta obra, opuesta a todo tipo de monumento que inmortalice la guerra o más bien, a los guerreros, Salcedo se decidió por un gesto que se convirtió en un contra-monumento.
Invitó a mujeres víctimas de la violencia sexual durante el conflicto colombiano, a tomar las armas (literalmente) pero de otro modo. Las armas entregadas por la guerrilla fueron desbaratadas a golpes, martilladas por ellas mismas y luego fueron fundidas en un proceso que las convirtió en una suerte de baldosas con las que se armó el piso de una casa, una sala, un espacio para el arte de la memoria.
‘Fragmentos’ es el título también, de una exhibición que se inaugura este miércoles 15 de mayo en el Museo de Arte Moderno de Cartagena. Realmente es un título más largo: “Fragmentos de modernidad: una mujer artista, dos instituciones y una idea en el arte de Cartagena”. Este evento es producto de las investigaciones y la curaduría de Isabel Cristina Ramírez, académica vinculada a la Universidad del Atlántico.
Un bello libro-catálogo nos cuenta que este esfuerzo se debe al hecho de pensar una exposición como un lugar del pensamiento sensible, que la idea que se gestó en Cartagena en la mitad del siglo 20 era esa de la modernidad en el arte y que en el medio estaba una artista que, aunque de las que a veces se recuerda cuando se habla de arte hecho por mujeres en Colombia, generalmente es supeditada a los hombres que eso mismo hacían en esa misma época.
Como dice el catálogo, el concepto de fragmento define la idea curatorial: en las diferentes salas del museo se verán obras, documentos, fotografías, archivos, que muestran cómo en un período concreto (1957-1959) surge el concepto de modernidad aplicado prácticamente en dos instituciones en Cartagena, a través de los artistas.
Con énfasis en la obra de Cecila Porras, precisamente para propender por un rescate de su trabajo disperso y casi oculto por todo el país, esta exposición nos muestra la imagen que una artista como ella debió luchar por forjarse mientras piensa el mundo que le tocó vivir.
Porras, una rebelde de su época, marcó con su trabajo una ruta para pensar lo que era la modernidad en nuestra región. Mujer de su época, se enfrentó a su manera, a un padre conservador y de seguro autoritario, ejerció un dominio de su vida y de su cuerpo no común en su época y nos inspira aún hoy en día a otras mujeres a seguir el camino no señalado por el sistema patriarcal.