Con la Comisión Colombiana del Océano, CCO, estamos coordinando acciones para convertir a Colombia en potencia bioceánica. Desde el inicio del gobierno, hemos dirigido la mirada hacia nuestros océanos y costas. Logramos en el Plan Nacional de Desarrollo incluir dos capítulos enfocados en los océanos: “Región Océanos” y “Región Seaflower”, ambos con clara vocación hacia el conocimiento de nuestra riqueza y biodiversidad marina, su uso sostenible y preservación para las futuras generaciones.
Durante el año 2019 adelantamos 5 sesiones de la CCO y en 2020 llevamos dos; todas ellas para promover acciones e iniciativas interinstitucionales en pro del desarrollo sostenible de océanos y de espacios costeros. Se definieron diez líneas estratégicas en las que se ha enfocado la CCO, entre las que resaltan el abanderamiento de buques estructurando una propuesta de ley que será presentada al Congreso en esta legislatura, impulso de la industria astillera, desarrollo de puertos y embarcaderos, desarrollo de la industria pesquera, fortalecimiento de la investigación científica marina y capacitación de la gente de mar, entre otros.
El 31 de marzo pasado, se aprobó el Conpes 3990, “Colombia Potencia Bioceánica Sostenible 2030”, documento que impulsamos desde la Vicepresidencia y mediante el cual se establecen lineamientos estratégicos para proyectar a Colombia como potencia bioceánica en los próximos 11 años, a través del aprovechamiento integral y sostenible de la ubicación geoestratégica, condiciones oceánicas, biodiversidad marina y sobre todo, capital social. Todo esto articulado en pro de aumentar el crecimiento económico y la equidad, en particular, en los 47 municipios costeros del país. Este documento además impulsa la institucionalidad y fortalece la gobernanza en el mar y las zonas costeras con la creación de un “Sistema Bioceánico Nacional”. Con una inversión de $370.794 millones se amplía el horizonte de proyectos marítimos, desde lo ecológico hasta lo comercial.
Otro avance importante en materia del uso de los océanos lo dimos el pasado 13 de febrero, fecha en que Colombia depositó el Instrumento de Adhesión al Protocolo de Protección Ambiental del Tratado Antártico (Protocolo de Madrid), entrando en vigor para el país a partir del 14 de marzo de 2020. Este gran paso nos acerca más a la aspiración de convertirnos en País Consultivo dentro del Sistema del Tratado Antártico, y con ello influir en las decisiones que se toman sobre la administración de la Antártica y los recursos que allí existen.
Por otra parte, con el fin de impulsar y reactivar la economía del país hemos fortalecido el uso responsable de las playas, por medio de la gestión en la certificación “Bandera Azul”, logrando certificar por primera vez cuatro playas en Colombia, tanto en el Pacífico como en el Caribe. Además, la industria astillera ha recuperado su importancia dado que está estrechamente ligada al comercio marítimo. A medida que éste aumenta, se crea una oportunidad para la construcción de barcos y artefactos navales.
El gran desafío es lograr que los astilleros colombianos puedan participar en ambiciosos proyectos de interés nacional estratégico, como el desarrollo de la Empresa de Transporte Naviero de Servicios Fluviales y Marítimos de Carga y Pasajeros Nacional- SENAC, el comúnmente llamado “Satena de los Ríos”, cuyo objetivo es aumentar y mejorar la interconexión por vía acuática, de las regiones más aisladas, apartadas y de difícil acceso del país, abriéndose nuevas oportunidades para que la industria astillera nacional, participe en el suministro de las unidades que requerirá el SENAC, y sus posteriores mantenimientos.
*Vicepresidente de la República