En tiempos de guerra, la música y la cultura toman protagonismo. Y es así como en medio del pesimismo, de la tristeza, de la injusticia, y de los odios, nace el arte. Es el arte en sí un acto de revolución, y es por esto que todo lo que nazca desde esos cimientos tiene validez histórica.
La guerra inspira porque toca las fibras más delicadas del ser humano, y es por ello que libros, poemas, películas, series, canciones, pinturas, salen de ahí, genuinos, puros, e inmortales.
Sin embargo, el mundo en el que vivimos hoy en día se mueve distinto. Es curioso que en medio de una guerra que tiene ya tintes de ser nuclear, que ya ha cobrado muchas vidas, y que tiene a las más grandes potencias en una profunda tensión, lo que siga importando sean las estrategias de mercadeo, y lo efectivas que puedan ser. Siempre me sorprendo, y a la vez, termino haciendo parte del juego, pues es tan tentativo que es difícil no caer en la red. Y es así como me voy olvidando de lo importante, distrayéndome de los verdaderos problemas, e inclusive, olvidándome de una guerra. Una que directamente o indirectamente nos afecta a todos.
Y aunque cada vez el autor de esta distracción tiene un nombre distinto, pues en una sociedad en la que las tendencias cambian cada minuto, los autores también lo hacen, la de esta semana se llama René Pérez. El rapero puertorriqueño más conocido como Residente, dio a conocer a través de sus redes sociales su nuevo tema musical, dónde básicamente consiste en ocho minutos de una retahíla de insultos hacia el artista colombiano J Balvin, y de ahí se desató todo una polémica.
Las opiniones son tan apasionadas como si se estuviera hablando de la posible explosión de una planta nuclear, pues unos dicen que se lo merecía, mientras otros lo ven como una muestra de resentimiento. Unos lo ven como que dijo las verdades, como otros lo ven como una muestra de que necesita visibilidad. Unos lo celebran, mientras otros lo condenan.
La realidad es que no importa si se está de acuerdo o no, pues de eso no trata esta columna, sino de lo que significa para la industria y para el momento en el que estamos viviendo. Esto es una muestra de un buen marketing, esto es una muestra de que no importa qué tan grande sea lo que esté pasando allá afuera, siempre se puede lograr que el mundo voltee dónde se requiera. A propósito o no (aunque verdaderamente creo que sí lo fue), Residente, quien siempre ha estado en contra del capitalismo del que se beneficia, utilizó una estrategia de mercadeo para generar números y, de paso, para volver a poner en la agenda de Colombia la polarización.
La ‘tiradera’ en el reguetón funciona, pero nada mejor que hacerlo acompañado de una polémica en redes para garantizar su éxito. Un éxito que lo es tanto económicamente como curiosamente, también lo ha sido políticamente (pero para eso hay que saber leer entre líneas).
El arte es capaz de unir al mundo, de ser un muestra de resistencia, pero también, de dividirlo, y de lograr velar por ciertos intereses. Y para mí en este caso solo logró distraernos, desprendernos y poner a unos de vuelta en el mapa.
Qué viva el marketing digital, y punto.