Dicen que con los años uno se vuelve más conservador, que nos empieza a dar más miedo ver que las cosas cambien, y que nos cuesta más adaptarse a las inevitables nuevas realidades. Es por esto que vemos como un gran logro que una persona de la tercera edad use Tik Tok (sobre todo si es un influencer), y nos causa gracia cuando no entienden cómo es que funciona tal o cual aplicación.

Sin embargo, el avance tecnológico no se detiene, por el contrario, cada vez va evolucionando más y más rápido, logrando que nos sintamos, o por lo menos eso me sucede a mí, cada vez más y más obsoletos. Yo no sé si seré la única, pero tengo treinta años y ya estoy sintiendo que a veces me ‘atropella’ tanto la tecnología, que me es casi imposible aprender a utilizar los nuevos artefactos que supuestamente deben hacerme la vida más fácil. Y lo peor de todo es que todos los días aparece una nueva actualización, una nueva aplicación, y un nuevo computador, y a uno le toca ver cómo hace para entenderlo todo.

Tengo claro que no tengo de otra que adaptarme al cambio lo más rápido y barato posible, porque por más que quiera hacia allá va a ir encaminada la humanidad, y nuestra sociedad, nuestros hábitos y nuestra manera de ver el mundo, se transformará radicalmente.

Meta, el nuevo nombre de la gran compañía que cobijan las empresas de redes sociales Facebook, Instagram y WhatsApp, entre otras, hace parte de este nuevo camino que desde ya hace algún tiempo, y sin querer queriendo, hemos venido andando, y que sin lugar a dudas apenas está comenzando. Esta semana quedó claro que lo vendrá será disruptivo, como todo lo de Mark Zuckerberg, y que, estemos preparados para ello o no, nuestras vidas se van a ver alteradas.

Pero a pesar de que es inminente que esto suceda, debemos seguir reflexionando sobre el cambio mundial que esto supondrá, para poder tomar lo bueno, y tratar de desechar lo que no nos conviene como sociedad. ¿Hasta dónde debemos llevar la realidad virtual? ¿Hasta dónde será sano para nuestra especie? ¿Nos ayudará a conectarnos, o por el contrario nos desprenderá del presente? No puedo negarlo, a veces siento que esos extraños capítulos de la exitosa serie de Netflix, ‘Black Mirror’, donde nos muestran cómo puede llegar a ser el planeta Tierra en un futuro, se alejan cada vez más de la ficción, para convertirse en verdaderos ejemplos de las posibles e inevitables consecuencias de nuestra ambición tecnológica.

Creo que así como las redes sociales cambiaron nuestra manera de interactuar, de pensar, de investigar, de comunicarnos, de educarnos y hasta de compararnos, así mismo esto de la realidad virtual le dará un giro de 180 grados a todo nuevamente. Por eso, me da miedo que nos convirtamos en seres que no salen de sus cuartos, para quedarse encerrados viviendo realidades alternas, me da miedo lo que esto pueda hacer con la psiquis de las generaciones que vienen en camino, e inclusive de las que todavía no han nacido, y me da miedo convertirme en una persona que ya sinceramente no encaja en el ahora, y solo vive añorando un pasado utópico, que quizás tampoco fue tan perfecto como lo recordamos.

‘Meta’ significa en griego el acto de ir más allá de lo que vemos y de lo que está establecido, y solo me persigue una pregunta: ¿realmente es necesario?
No lo sé, solo el tiempo lo dirá.