El año 2020 fue un año atípico en el que encontramos la mejor excusa para enfrentar los miedos que en algunos casos se apoderó de nuestros comportamientos y generó desconfianza para alcanzar nuestras metas de crecimiento, me refiero al avance tecnológico que sufrió el mundo para lograr superar las barreras del confinamiento, desarrollar una vacuna, desplegar nuevas herramientas virtuales y en general soluciones que nos permitieran solventar y continuar las actividades de tipo académico, laboral, social y empresarial, encaminadas a restablecer el equilibrio y la confianza que el virus nos arrebató.
Algunas formas de adaptación o renovación en el comportamiento humano llegaron probablemente para quedarse.
En lo social sufrimos un verdadero cambio, desde colocarnos un dispositivo en la boca hasta diseñar nuevas formas de comunicación, los saludos efusivos de abrazos, apretones de manos o besos en las mejillas se ocultaron de inmediato y la sonrisa de aceptación o gestos de desaprobación no pueden notarse en primer instancia; aparecieron herramientas y desarrollos tecnológicos que evolucionaron a un ritmo diferente, pero masivamente junto con nuestras actividades ayudándonos a perfeccionar nuevas maneras para seguir entendiéndonos.
En las viviendas, los espacios fueron modificados, el hogar debió incluir áreas para trabajar, estudiar, recrearse, entre otras actividades que no hacían parte del diario vivir. El uso de tecnologías disruptivas y la utilización de mayores asistentes digitales convirtieron a la mayoría en seres de “la era cibernética”, desapareció el turismo de trabajo y con el fortalecimiento de las videollamadas nuestros hogares se convirtieron en los nuevos escenarios laborales. El reto de Colombia y de los países en desarrollo, en el mediano plazo, será lograr la conectividad en todo su territorio y sostener su crecimiento.
Los servicios a domicilios se reconciliaron como herramientas de mayor confianza, estos servicios evolucionaron a través de los medios de comunicación digitales para optimizar su prestación.
La inversión en implementación y/o actualización de las tecnologías de información y comunicación debió ser considerada base del sostenimiento empresarial y de negocios para complementar al recurso humano en entendimiento, aprovechamiento, y en muchos casos replanteando metas y compromisos.
El turismo virtual logró robustecerse. Las nuevas generaciones recordarán que la tecnología amplificó las expectativas económicas dentro de los esquemas de negocios.
La esperanza y la desesperanza hicieron su aparición. La salud se convirtió en dilema, confiar en una vacuna o un tratamiento para salvarte del virus mientras se exigía la utilización de la tecnología para enfrentar los casos médicos a distancias se volvió parte de la cotidianidad.
El comercio internacional a nivel mundial enfrentó nuevos desafíos y halló novedosas formas de hacer sus tareas, en Colombia conseguimos entender y regular los procesos con ayuda de las nuevas tecnologías, pero después de un tiempo de buenas experiencias en la facilitación de esta actividad tengo la impresión de que pronto regresaremos al pasado donde las revisiones físicas hacen parte de las estrategias en cada operación de comercio exterior, generando atrasos y mayores costos a los usuarios, perpetuando la burocracia en las entidades y el gobierno, que no suman al efecto de resiliencia.
En un futuro cercano el comercio internacional afrontará pruebas con mayor complejidad. Las dificultades causadas por los enfrentamientos comerciales entre países líderes asociados con los inconvenientes propios de la pandemia, entre otras consecuencias, redujeron la producción de contenedores y frenaron el crecimiento logístico en esta industria a nivel global, por lo anterior, las líneas marítimas tropezarán con reducción de rutas y números de contenedores causando sobreprecios en los servicios. En la nueva realidad, el incremento de los costos de traslado de las mercancías y cronogramas de movimientos será a cargo de los consumidores.
*Gerente Regional Caribe
Analdex