Hoy se habla mucho de la autoestima, tanto en los ambientes laborales, como académicos y terapéuticos.

Según los expertos, la autoestima se manifiesta en nosotros y en los demás de manera sencilla y directa. Ninguno de estos elementos, por sí sólo, es una garantía, pero cuando están presentes, la autoestima parece como algo cierto en tu vida.

La autoestima proyecta el placer que uno tiene de estar vivo a través de un rostro, un ademán, en el modo de hablar y de moverse. Se expresa a sí misma en la tranquilidad con la que se habla de los logros o de los defectos de forma directa y honesta, pues uno está en amable relación con los hechos.

Se expresa a sí misma en el confort que la persona experimenta en dar y recibir cumplidos, en las expresiones de afecto, en el aprecio y en situaciones semejantes.

Se expresa a sí misma en estar abierta a la crítica y en el alivio al reconocer los errores, porque la autoestima no está ligada a la imagen de “ser perfecto”.

Se expresa a sí misma cuando las palabras y los movimientos de una persona se caracterizan por la tranquilidad y la espontaneidad, que reflejan el hecho de que la persona no está en guerra consigo misma. Se expresa a sí misma en la armonía y congruencia existente entre lo que uno dice y hace.

Se expresa a sí misma en la actitud de mostrar curiosidad y de estar abierto a las nuevas ideas, a las nuevas experiencias, a las nuevas posibilidades de vida.

Se expresa a sí misma en el hecho de que los sentimientos de ansiedad o inseguridad, si aparecen, con probabilidad se prestarán menos a la intimidación o al agobio, pues aceptarlos, manejarlos y elevarse por encima de ellos, rara vez resulta excesivamente difícil.

Se expresa a sí misma en la capacidad de disfrutar de los aspectos alegres de la vida, de uno mismo, de los demás. Se expresa a sí misma en la flexibilidad personal al responder a situaciones y a desafíos, ya que se confía en uno mismo y no se ve la vida como una maldición o un fracaso.

Se expresa a sí misma en el bienestar propio al mostrar un comportamiento firme (no beligerante) consigo mismo y con los demás. Además, a un nivel puramente físico, podemos observar características del siguiente tipo: vemos unos ojos que están alerta, brillantes y llenos de vida; un rostro que está relajado y (exceptuando los casos de enfermedad) tiende a exhibir un color natural; un mentón alineado con el cuerpo y que se sostiene con naturalidad y una mandíbula relajada.

Vemos los hombros relajados y rectos; las manos tienden a estar relajadas y sueltas; los brazos cuelgan de forma fácil y natural; una postura carente de tensión, recta y equilibrada; el paso tiende a ser decidido (sin ser agresivo y recargado). Me gustaría preguntarte, con base en lo anterior, ¿Qué tan grande es tu autoestima?