Este tipo de relación sexual tiene muchas personas a su favor y muchas en contra. Es un tema muy controvertido acerca del cual no hay un acuerdo general, pero hoy quiero referirme a él para aportar algunas ideas que nos permitan reflexionar al respecto.
En general muchas personas no se refieren abiertamente a este tipo de relaciones, probablemente porque en nuestra cultura se rechazan aquellas actividades que no llevan al embarazo.
En este corto artículo no es mi interés estimular o inhibir los deseos de tener este tipo de relaciones sexuales. Como he escrito muchas veces, estoy convencido de que una pareja adulta tiene todo el derecho (y la responsabilidad) de vivir solamente las experiencias sexuales que deseen y no entren en conflicto con sus propias creencias, actitudes, opiniones y necesidades.
Algunas personas rechazan este tipo de relaciones porque opinan que es algo sucio o pecaminoso. Otros piensan que simplemente se trata de otra forma diferente de disfrutar las relaciones sexuales. Yo respeto ambas posiciones y sugiero ser consecuentes con lo que la pareja cree al respecto. Igual que lo que ocurre con los camarones, si mi amigo cree que no debe comerlos, porque su religión se lo prohíbe, yo no lo invitaría a comerlos, pero yo sí disfruto un delicioso arroz con camarones.
Yo solo recomiendo vivir esta experiencia si ambos miembros de la pareja están completamente de acuerdo. Es negativo tenerlas por obligación, sin desearlo, sólo por complacer a la otra persona.
Realmente son muchas las parejas que tienen este tipo de relaciones sexuales. En una ocasión invitamos a responder una encuesta al respecto a nuestros lectores y los resultados mostraron que más de la mitad de los encuestados habían tenido este tipo de relaciones.
La puerta trasera es una opción útil para combatir la monotonía en la vida erótica. Además de una sensación física, que puede ser muy placentera para ambos, diversos factores psicológicos se relacionan con esta experiencia. Al ser una experiencia diferente y novedosa suele ser excitante. Algunas personas expresan sentir la impresión embriagadora de vivir una sexualidad más “intensa y libre”. La excitación puede producirse también del placer de infringir la ley tácita que lo prohíbe. Por último, este tipo de relaciones aumenta el sentimiento de dominación para la persona penetrada y de potencia viril para la persona que penetra.
Es importante recalcar que estas relaciones no tienen que ser dolorosas. Una buena lubricación y el adecuado relajamiento muscular de la zona evitan los daños físicos y el dolor que se presentan cuando la persona que recibe contrae y tensiona esa parte del cuerpo.
Existe una alta posibilidad de que ambos miembros de la pareja logren un delicioso orgasmo durante la penetración posterior. Usualmente la persona penetrada complementa la actividad acariciándose el área genital, lo que contribuye a un aumento del placer y relajación de la zona posterior con la consecuente facilitación de la penetración.
Durante el embarazo se debe tener cuidado de no realizar movimientos que puedan comprimir el vientre, pero, la penetración posterior no implica peligro mayor que la penetración vaginal. La política general es atender la recomendación del ginecólogo, que usualmente solo prohíbe las relaciones sexuales en los embarazos de alto riesgo o cuando hay dolor o sangrado vaginal.