Cuando pensé en escribir este tema para la columna, no pude evitar pensar en lo difícil que puede llegar a ser abordarlo, contemplando a los padres, a los adolescentes, al medio ambiente en el que nos desarrollamos y donde además el alcohol es socialmente permitido.
Quisiera empezar por contarles algo que posiblemente no saben y es que en el desarrollo del ser humano, en cuanto a interconexión neuronal, se tienen dos momentos claves, uno en la etapa postnatal cerca de los dos años y otra justo en la adolescencia. Estos momentos claves son unas podas reducidas y especializadas donde se eliminan aquellos axones (parte de la neurona) poco utilizados implicados en sinapsis de baja frecuencia, persistiendo aquellos que forman parte de sinapsis más frecuentes y por lo tanto más útiles para el individuo. Esto, palabras más palabras menos, significa que la adolescencia es la última oportunidad del ser humano para desarrollar la más alta eficiencia neuronal posible.
Sin duda todo lo anterior es fascinante, de hecho creo que sabemos ya de sobra cual fascinante es el cuerpo humano, pero y ¿dónde entra el alcohol? Estudios recientes han demostrado que el alcohol en la adolescencia frena esta última “actualización” neuronal especializada. Entonces, claro, surgen muchas preguntas entre las que está ¿vale la pena perder esta última oportunidad?
Por otro lado nos enfrentamos a cuestiones psicológicas como:
-El alcohol está socialmente permitido, pero no deja de ser un tóxico.
-¿Qué tan bueno puede ser que un adolescente que apenas está terminando de formar sus lóbulos frontales y el autocontrol comience a tomar alcohol?.
-Lo prohibido atrae más.
-Los estudios muestran que entre más temprano se inicie con el alcohol, más posibilidades tiene la persona de desarrollar alcoholismo.
Y así muchas otras cosas más que sin duda nos llevan a reflexionar y como padres hacernos la tan temida pregunta: ¿Pero qué es lo correcto? ¿Qué debería hacer yo como padre?
Te comparto a ti mi querido lector algunas recomendaciones.
El diálogo abierto sobre el consumo de alcohol con adolescentes se presenta como un desafío, pero es crucial para su desarrollo saludable. En el hogar se destaca la importancia de fomentar la comunicación y establecer límites claros. La escucha activa, sin juzgar, emerge como una herramienta fundamental para promover debates significativos. Además, se subraya la utilidad de proporcionar información detallada sobre los riesgos del alcohol y comunicar claramente las expectativas familiares.
Es esencial reconocer la individualidad de cada adolescente y adaptar los consejos a sus necesidades específicas.
En resumen, se requiere una combinación de comunicación abierta, información razonable, reglas claras, participación activa y apoyo emocional. La construcción de un ambiente de confianza, la adaptación a las necesidades individuales y la facilitación de la toma de decisiones responsable son fundamentales para prevenir el consumo de alcohol en adolescentes y construir bases sólidas para su bienestar.