Lo del cierre de Noticias Uno no tiene que ver con sospechas sobre su calidad; el noticiero se hundió con las luces encendidas de su bien merecida fama, pero sí dejó ver que la estructura financiera de los medios periodísticos, -impresos, radiales, televisados o digitales- tiene que cambiar. Era un noticiero de calidad y de memorable independencia, pero sus anunciantes, su empresa financiadora, resolvieron que sus luces debían apagarse.

El episodio deja claro, muy claro, que el periodismo no debe seguir dependiendo de pautas comerciales, patrocinadores o empresas poderosas como los que hoy, lavándose las manos y con cara de “yo no fui” descartan toda responsabilidad.

Más allá de la monserga sobre libertad de prensa, un examen honesto revela que cualquier relación de dependencia con el poder – sea político, económico, político, empresarial, - hace imposible el ejercicio periodístico de calidad.

Lo sintieron así los periodistas despedidos del diario Le Monde, de París, que, comandados por Edwy Plenel, exsubdirector de Le Monde, examinaron las condiciones para crear su propio medio informativo, y concluyeron que “no aceptarían publicidad y rechazarían subvenciones, y sus únicos ingresos para un diario provendrían de los suscriptores”. En efecto, el único dinero que no le hace daño a la independencia y credibilidad del periodista y de su medio es el de los suscriptores.

Con esa idea como guía crearon el diario digital Media part que hoy lanza tres ediciones diarias, cuenta con 84.000 socios fieles y más de dos millones de usuarios únicos.

A la misma conclusión llegaron los responsables de The New York Times que en 2011 enfrentaron la crisis que en los últimos años azotaba al diario. En 2012 tras una intensa campaña lograron que los ingresos por las ventas de su edición impresa fueran superiores a los de la publicidad, y en 2015 los suscriptores fueron más de un millón; hoy son tres millones y esperan llegar a 10 millones de suscriptores en los próximos años. Todo un ejemplo de lo que un medio periodístico puede lograr con información confiable y de calidad.

Es fácil decirlo: un medio debe depender económicamente de sus suscriptores, pero mantener la fidelidad del suscriptor supone una calidad informativa que nuestros medios aún deben alcanzar. Plenel y su equipo comprobaron que “el público de hoy es exigente, crítico, solidario y responsable” y que requiere “información de calidad, no alienado a gremios publicitarios ni a curvas de audiencia”. Más allá de los trucos de mercadeo, lo que permite sobrevivir al periodismo es su condición de “laboratorio de investigación y taller de creación” concluye Plenel.

Es un proceso que contempla, ligadas, tres acciones: otro esquema de financiación, búsqueda de calidad y nuevas relaciones con el suscriptor que deja de ser cliente para ser parte viva del medio. Y la crisis se vuelve oportunidad para desembarazarse de gobernantes, políticos y empresarios y para construir con los suscriptores una libertad de informar sin retóricas. Para informar no debe ser necesario ningún aval de anunciantes ni de juntas directivas. Deben bastar los suscriptores.