En un país sumergido en tensiones de todo tipo, ante los movimientos sociales que se anuncian, no sobra recordar las duras tareas que sigue afrontando nuestra Región Caribe. El pasado 13 de noviembre tuvimos una doble jornada en la Universidad del Norte, ante cientos de dirigentes gremiales, profesores y académicos, junto a ciudadanos interesados. En la mañana, se realizó la II reunión de Casa Grande del Caribe. Allí se recordaron las estimaciones en millones de dólares que necesita la Región ($16.000 millones), para cubrir la brecha en desarrollo social hasta el 2030. No he podido saber si Duque le puso atención al documento de la I reunión de Casa Grande, realizada en noviembre del 2017, pero me temo que de las transferencias de ley del Sistema General de Participación no pasamos, además de algunos proyectos puntuales. Adolfo Meisel presentó el trabajo “Atrapados en la Periferia” (Meisel y Granger, Doc. 36-Depto de Economía-Uninorte-Agosto 2019). Allí se demuestra que la brecha educativa en pruebas Saber 11 se mantiene entre el Caribe y otras periferias, con respecto a Santander, Bogotá e incluso Nariño. El Atlántico apenas se mantiene en el promedio nacional al igual que Barranquilla. Para Meisel, el problema no es la falta de recursos, sino la falta de voluntad política para elevar la calidad de la educación. Se hacen plazas, parques y cementerios con las regalías, en lugar de invertirlas en calidad educativa. Megacolegios y bibliotecas sin libros ni computadores. En Castillo Grande en Cartagena se hizo un paseo peatonal con regalías, sin que los vecinos pagaran un peso de valorización. En una ciudad donde los barrios populares ni agua tienen. El Cesore de Valledupar nos ilustró cómo en Becerril se gastaron $1.836 millones en una plaza, pero no hay agua. Ricciuli y Otero nos informaron sobre los tremendos niveles de pobreza en Santa Marta, Riohacha y Valledupar, donde la capital de La Guajira es la segunda ciudad mas pobre después de Quibdó. Ni hablemos de las pruebas Saber 11 de esas ciudades. La segregación en la Costa es social, espacial y en criminalidad, señaló el panel de expertos. Para Meisel la clave es la educación de calidad y el liderazgo, aunque creo que a esta fórmula le faltan otros elementos claves.
Por la tarde, tuvimos la sesión de Ciudad Caribe- 3er encuentro, promovido por la ANDI. No vi un balance de qué hicieron desde el I Encuentro, lo cual hubiese sido adecuado para darle validez a estos ejercicios. Se presentaron los indicadores claves de la Región Caribe, donde en Facilidad para hacer Negocios Barranquilla anda en el puesto 15 de 32 ciudades, sobre todo por la pesada carga tributaria. Hasta nos gana Montería, Valledupar y Sincelejo. La mayoría de los departamentos no andan bien en competitividad, apenas el Atlántico saca la cabeza en el 8º lugar. La ANDI propone una Zona Económica Especial con incentivos tributarios para los tres departamentos, propuesta que veo difícil que la apruebe el Sr. Carrasquilla. Apoyan los programas de liderazgo y de calidad de la educación, además de una propuesta de desarrollo turística, agroindustrial, petroquímica, explotación off-shore e innovación. Estuvo ausente en ese día la necesidad de la RAP Caribe. Tampoco se menciona en las 22 páginas del programa de Elsa Noguera para el Atlántico. Sigue sin entenderse la necesidad de esta palanca institucional para lograr todo lo anterior.