La dinámica de las obras públicas en Barranquilla y el auge ocurrido en la construcción en años pasados, sumido en un estancamiento hoy, aunque hay señales de reactivación muy lentas, obnubilan a los ciudadanos emocionados, al tomarse la foto en el Malecón. A la ciudad se le anuncian eventos que la engalanan y que algo nos dejan de valor agregado como la reunión del BID, el futuro mundial de fútbol, unos partidos de la próxima Copa América y el nombre merecido del Puente Pumarejo. Actos que, sin duda, refuerzan la imagen del candidato de los Ungidos en las próximas elecciones de octubre. La foto presidencial en La Tiendecita le da un contenido populista al clan en el poder, indicándoles a todos a quienes tienen que reverenciar y acercarse si quieren que una gota del presupuesto que se va a manejar entre Alcaldía y Gobernación a partir del próximo año. A los otros senadores ni los pusieron en la foto. Casi ya no existen. En el Taller Construyendo País hubo promesas como las señaladas arriba, sin que se nos dijera cuándo van a demoler el viejo puente, con qué recursos, y cuándo vamos a tener lista la doble calzada hasta Santa Marta, cuando el equipo de gobierno se ufanaba de haber terminado el puente.

A pesar de lo que piensen mis queridos conciudadanos, soy escéptico respecto al progreso imparable de la ciudad. Nada es lineal en esta vida, y todo tiene sus subidas y caídas. El progreso de Barranquilla, el cual sin duda hay que reconocerlo, tiene el problema de la sostenibilidad fiscal y la dialéctica del concreto, casi nada de movilidad, ambiente, seguridad y empleo. En finanzas públicas no hay almuerzos gratis, y todos estas obras que nos inflan el pecho, las seguiremos pagando con fuertes aumentos en el predial, ahora que la Oficina de Catastro la maneja el Distrito. Recientemente, un síntoma de ello fue la posición solitaria del concejal Chacho Carbó al cuestionar el préstamo adicional que autorizó el sumiso Concejo Distrital por préstamos adicionales de $100.000 millones para cubrir deudas hasta el 31 de diciembre de 2019. Si las finanzas distritales son tan maravillosas como dice Hacienda Distrital, nadie entiende los problemas de caja, siendo que ya todo estaba previsto en el presupuesto Distrital de 2019. El concejal señaló que ya el Distrito le debe a los bancos $1,3 billones, más los $2,3 billones en vigencias futuras hasta 2036. En otras palabras, que siga la feria de contratos para el reducido grupo de contratistas preferidos del régimen local, pues serán otros tontos los que pagarán en el futuro. El pasado viernes, en la Universidad del Norte, escuchamos la presentación del “Informe de la Salud Fiscal de 23 ciudades colombianas”, a cargo del Centro de Estudios del Banco de la República de Cartagena (búsquelo en la web). Allí, se reconocen los avances de la tributación de Barranquilla, pero se ubican los peligros del excesivo endeudamiento de la ciudad, con la limitación que ellos no tuvieron en cuenta las vigencias futuras. Si a esto le añadimos la intención de meter al Distrito en el embeleco del Tren Ligero, que nos afectará en más de $530.000 millones, y el del Superpuerto, el progreso de Barranquilla no será imparable. No es sostenible. Toca buscar otras opciones para la Alcaldía y la Gobernación. EL HERALDO ha publicado las propuestas, léanlas con cuidado y decidan. ¿Cuándo hay debate público de candidatos?