El viernes pasado, en el marco de la Cátedra Barranquilla, tuve la oportunidad de exponerles, a más de 250 futuros profesionales de la Universidad del Norte, las características de la Economía Regional y la importancia del proceso de Regionalización, ordenado por nuestra constitución en sus artículos 306 y 307. Ha sido el resultado de una lucha que se inició en 1919, hace 100 años, por la superación del atraso regional, cuando ya lo sufríamos desde años tempranos de la República. Luego nos inventamos el SIPUR en los años 70s, creamos los CORPES mediante la ley 76 de 1985, y batallamos por la planificación de nuestro desarrollo y el derecho a nuestra autonomía regional.

Desde Corelca a mediados de los 80s, se elaboraron las primeras propuestas sobre el desarrollo regional y se realizaron siete Foros sobre el Caribe Colombiano luchando por este mismo proceso. El crecimiento vegetativo de la economía nacional no trabaja a favor de nosotros. Crecemos y mejoramos pero a menor ritmo que el centro del país, el Trapecio de Oro. No hay convergencia en el desarrollo regional. Después en el siglo XXI luchamos por la expedición de la LOOT en la época de Santos, quien nos entregó una ley inane sin recursos, para poder crear las RAPs, como paso previo a las regiones como entidad territorial. Este traspiés en parte se ha corregido con la Ley de Regiones sancionada este año por el presidente Duque, producto del tesón de los gobernadores costeños con Eduardo Verano a la cabeza.

Ya el DNP está trabajando para estructurar el financiamiento de las RAPs para ponerlas a andar. Todavía no satisface nuestros propósitos pues se nutrirían de regalías y aportes y cofinanciación del gobierno nacional. Toca revisar el Sistema General de Participación, el cual no opera en nuestro favor para las regiones mas pobres. Son cambios institucionales lentos, luchados, venciendo mucha resistencia.

La Universidad del Norte ha estudiado el tema regional desde el siglo pasado y ha editado libros sobre la historia y la economía del Caribe. En el 2005 creó un grupo de académicos que estudió el tema de la regionalización, y en libro reciente El Territorio: Un análisis desde el Derecho y la Ciencia Política (Angel Tuirán, ed), en su capítulo 5, Alexandra García y Adriana Algarín analizaron la Visión de Región de la élite política de la Costa Caribe, en la cual, a pesar de la diversidad de opiniones, hay un consenso sobre la necesidad de concretar la autonomía regional, aunque algunos dirigentes vacilan al respecto. El esfuerzo ha seguido. María Paola Gómez hizo su trabajo de grado sobre los Retos Institucionales de la RAP Caribe (2018) y este año, Jairo Sánchez hizo otro trabajo sobre la Viabilidad de la Región Caribe: Posibilidades y Limitaciones (2019). En ellos se analiza con mucho cuidado el proceso de RAP y RET y se hacen recomendaciones. Recientemente, la Gobernación del Atlántico, publicó el libro de Juan Pabón sobre La democracia en América Latina : Un modelo en Crisis, donde también retoma críticamente el tema regional.

En síntesis, la regionalización no es una “marihuana”, es una palanca clave, de tipo institucional para incrustarnos en la elaboración del presupuesto nacional y en las agendas del estado, para que no sigamos siendo excluidos de las grandes decisiones. Con pequeños proyectos a nivel departamental y municipal no impactamos el desarrollo regional. Sugiero que el senador Char que hizo gala de su populismo, se tome el trabajo de hacer estas lecturas. ¿Será mucho pedir?

@jparadacor