Lo del Junior fue una confluencia de hechos desafortunados como la presencia del Covid 19 y las declaraciones de Amaranto en un acto de honradez retroactiva que levantó polvareda. Es que la semana anterior fue de pasión y eliminación. Los enfermos, el aislamiento, jugar con 11 titulares y 4 suplentes ante Coquimbo Unido y perder el juego al final del mismo. Hechos desafortunados, uno tras otro.

El juego ante el América, dejó un mal sabor por la no alineación de Teófilo desde el comienzo, por la ocasión de gol dilapidada por Cetré, por la actuación del VAR y del árbitro Rojas y por el primer tiempo desastroso del Junior.

Pero, lo que más pesó fueron el gol invalidado a Fuentes y el penal dejado de pitar por mano de Velasco del América.

Después del juego, hablé con tres reconocidos árbitros de Suramérica. Uno en ejercicio, uno retirado y un instructor de Fifa.

En el caso del gol de Fuentes hubo unanimidad en el sentido que fue una decisión de la “tecnología” que maneja el VAR. Quiere decir que los 1,5 milímetros que “estuvo adelantado” Borja, al recibir el pase de Teófilo, fue por usar unos zapatos prestados del Patón Bauza.

En el caso del penal no pitado, por mano de Velasco, encontré algo que deberán unificar. El árbitro en ejercicio y el retirado conceptuaron que la decisión fue acertada por cuanto el balón “venía” de un compañero.

El instructor arbitral me comentó que era penal y debió ser pitado por dos razones. Una, porque la intencionalidad en el caso de la mano no ha desaparecido así el balón “venga” de un compañero y dos, porque evidentemente Velasco mueve el codo para impedir que la pelota pase. Es más, me pidió que escribiera: “mano que va al balón, es penal” así venga de un compañero. Caso diferente cuando “el balón va a la mano”.

Dos posiciones diametralmente opuestas entre quien enseña (el instructor) y los que ejecutan la enseñanza (los árbitros).

El mismo instructor me hizo claridad sobre que, cuando interviene el VAR y el árbitro no va a la pantalla del replay, la decisión final es del VAR. Cuando el árbitro se acerca y mira la repetición de la jugada, la decisión final es de él. Son dos cosas diferentes.

En el caso que nos ocupa, Rojas no concedió el gol de Borja y tampoco la mano en el área de Velasco y el VAR anuló, por supuesto fuera de lugar de Borja, el gol de Fuentes.

Al final del juego quedé, una vez más, con la sensación de siempre: que Junior es solo vs. el resto. Es que la grandeza de Papá les da prurito…