Los procesos electorales en La Guajira, tienen la característica de los mismos pueblos donde se realizan. Son como el sistema urbano y la sociedad que los habita; arrojan toda clase de sucios por las ventanas, calles sin pavimento y llenas de basuras, escasa iluminación, aguas estancadas y lo peor, los funcionarios responsables de la solución, violando las prohibiciones del Consejo Nacional Electoral. No es un fenómeno nuevo, pero aumenta vertiginosamente y es peligroso para la democracia; Apenas estamos en el desarrollo de inscripciones de los candidatos a las diferentes corporaciones territoriales y ya se ha desplegado una avalancha de sucesos que desprestigian la democracia y el proceso electoral; es la oportunidad para hacer un acercamiento crítico a ese mercado corrupto de compra y venta de votos; constituyéndose en corruptela, donde la variada y amplia gama de actividades públicas, como privadas.

En un artículo, que escribí hace mucho tiempo, manifestaba que los aduladores son, en la historia de la humanidad, una especie de malandrines: en La Guajira, son los campeones de divisiones políticas y padres de la corrupción. ¿Saben por qué? Porque no solamente es asaltar el patrimonio de la Nación; se manifiesta en ofrecimientos, sobornos políticos, fraudes y tráfico de influencias, a lo que me referiré más adelante.

No olvidemos que lo dicho anteriormente, está relacionado con la situación actual por la que atraviesa Villanueva. En estos momentos, y a mi entender, algunos funcionarios de las instituciones públicas, están involucrados en el tráfico de influencias y apoyo incondicional a campañas políticas. De acuerdo a una fuente, el ESE Hospital Santo Tomás se ha convertido en un fortín de la politiquería villanuevera, de ser ciertos estos rumores, es muy delicado, no solo para la salud sino para la democracia, donde el tráfico de influencias es el común denominador en tiempos de elecciones.

Si aquí llueve, por allá no escampa.

Y en otros municipios de La Guajira, la constante es la misma, donde alcaldes municipales utilizan el tráfico de influencias y con el poder que ostentan para continuar o direccionando al que llegue el próximo 29 de octubre o no permitir que uno nuevo sea el ganador, lo que hacen es infringir la ley, con el beneplácito de los órganos de control, que se convierten en ciegos, sordos y mudos ante tanta vagabundería.

Hay campañas que en tiempos de elecciones aplican al máximo el tráfico de influencias por el poder que ostentan, donde, de acuerdo a rumores , utilizan esas influencias con fines electoreros; algunas instituciones para sus fines con tal de conseguir el poder.

Los entes de control y vigilancia electoral, así como la procuraduría y contraloría, deben tomar las medidas pertinentes al respecto. Las contiendas electorales se hacen con transparencia y justicia, no con subterfugios y atemorizando a los electores. Por esa razón, debemos estar vigilantes para defender nuestros derechos.

Pa’lante. Salvemos a Villanueva de una hecatombe.