A comienzos de los años cuarenta, La Habana empezaba a inundarse de cocaína traída por barcos chilenos desde el Perú. Los vicios de la civilización moderna prosperaban en Cuba.

Pero ya en 1929, el cubano Miguel Matamoros había compuesto La cocainómana, que su grupo grabase cinco años después. Nosotros la conocimos hace unos años, cantada por Silvio Rodríguez, acompañado por el tres del gran Pancho Amat.

El poder que tiene de borrar la memoria y hacer perder la fuerza de voluntad convierte a la burundanga en la droga predilecta de delincuentes para cometer atracos, secuestros, abusos sexuales y otros delitos.

La burundanga es un tema de Óscar Muñoz Bouffartique, interpretado y grabado en 1953 por Celia Cruz, la guarachera de Cuba, con la Sonora Matancera.

No pocas veces los mismos músicos de la isla han sido conscientes de los peligros del vicio. Juan Pablo Miranda, por ejemplo, es autor de Maldita droga, un bolero que el gran compositor invidente, Arsenio Rodríguez, interpretó con su conjunto.

En Nueva York, salseros como Héctor Lavoe, Ismael Rivera, Bobby Valentín, Cheo Feliciano y Chamaco Ramírez probaron cocaína, probaron heroína, probaron LSD, probaron de todo…

Nadie olvida el chachachá Picando de vicio, interpretado por Cheo Feliciano con el sexteto de Joe Cuba. Cheo resultó víctima de la droga, pero, con voluntad y esfuerzo, logró ingresar a la lista de los que pudieron vencer su adicción y salvarse.

Willie Colón fue testigo de cómo la droga acabó con la vida de muchos músicos, entre ellos su partner de tantos años, el cantante Héctor Lavoe.

A Willie le gustaba cantar y tocar Narcomula, un tema del venezolano Amilcar Boscán. Dijo: “Lo toco porque tuve malas experiencias con las drogas, y algunas veces hay que decir el nombre del diablo para batallar contra él”.

También en la vida del cantante portorriqueño Frankie Ruiz aparecieron las drogas y el alcohol. Para Ruiz, el compositor Tite Curet Alonso escribió especialmente el tema La cura, que habla de las bondades y maldades de la cocaína.

Es que, al principio, nadie sabía nada de drogas. Solo se conocía la marihuana y pocos advirtieron los peligros de la coca, que se ofrecía como panacea. Joey Pastrana, por ejemplo, con Graciela en los coros, solía gritar: Coca, ¡qué buena es!

Las fiestas, los trasnochos, las amanecidas, las decepciones amorosas y la muerte de su madre y de una hija, desencadenaron en nuestro Joe Arroyo un viaje sin retorno. Varias son las canciones en las que el Joe hace referencia a la droga.

En Te estoy llorando pide: Chucho dame nariz. En Patrona de los reclusos reza: De rodillas te prometo que al vicio no vuelvo más, yo soy honrado y honesto, me voy a regenerar. En Me le fugué a la candela cuenta: La candela, conspirando contra el fuego, quiso acabar con mi vida, con mi vida de rumbero, pero es en Tumbatecho donde mejor describe el malestar de una traba que lo arroja al lecho…