Es una necesidad imperiosa la creación de escuelas para padres con el fin de prepararlos para el abordaje de las dificultades o diagnósticos que aquejan a sus hijos, a las cuales se enfrentan con total desconocimiento de las patologías y sin que reciban de parte de los profesionales de la salud adecuada orientación acerca del qué y el cómo de los trastornos, por lo que acuden donde el vecino o a las redes de internet, con lo cual es probable que queden más confundidos y ocurra lo de siempre: se sabotea el tratamiento.
Todas las EPS e IPS están saturadas con la cantidad de niños y adolescentes que deben atender y para los cuales se dispone de un tiempo determinado en la consulta en el cual no hay la mayor explicación de lo que es el trastorno por el cual son atendidos, cómo será el tratamiento y cuál es la responsabilidad de los padres en el mismo. Este es el punto crucial porque muchos tratamientos son fallidos debido a que no hubo la información suficiente para manejar un determinado aspecto de la enfermedad o de su tratamiento.
Este desconocimiento hace que los padres pidan información al vecino de quien suponen que es persona que pudiera saber algo al respecto, o consultan internet, con lo que pueden quedar más confundidos dependiendo del sitio donde accedan. En este país somos especialistas en todo, desde creernos técnicos de fútbol hasta médicos, y hablamos de cada tema con tal propiedad que podemos convencer a otros de nuestra sapiencia.
Ni el vecino ni Google saben medicina, es una información que se debe recibir con escepticismo por desconocer la validez de esa información, la gente no sabe quién es el autor de determinado escrito. Pero ha hecho carrera en nuestro país, al punto de encontrar padres que van al consultorio armados con suficiente información para demostrarle al médico que está equivocado.
La escuela para padres debe ser un foro en el que se los eduque en los aspectos básicos de lo que sucede con su hijo: diagnóstico, causas y tratamiento. Cada padre debe salir de esas clases hecho un experto en la enfermedad para que el médico sepa que los diversos pasos se llevan a cabo en la forma en que dispone para garantizar el desenlace adecuado en el tratamiento.
Debido a la cantidad de consultas que se presentan a diario por frecuencia estadística, se deberían implementar en cada centro de atención a menores estas escuelas, con lo cual se garantizaría que la información que se brinda resulte beneficiosa y ayude al tratamiento en lugar de sabotearlo como ocurre en la mayoría de fracasos en los tratamientos porque no se contaba con la información adecuada.