El Cine Foro de La Aduana de la Biblioteca Piloto del Caribe, dirigido por el profesor Pepe Enciso, presenta un nuevo ciclo de Cine Jurídico, donde se analizan las mejores películas que han tratado el tema. La primera de ellas, 12 Hombres sin Piedad, dirigida por Sidney Lumet, en 1957, es considerada uno de los clásicos más importantes del séptimo arte.

Con un formato minimalista en su escenografía, que se desarrolla casi en su totalidad al interior de un recinto de la corte, la cinta se nutre de un excelente libreto realizado por Reginald Rose, que trasciende su momento histórico, cobrando validez aún seis décadas después de su creación.

La historia se centra en el caso de un joven acusado de haber matado a su padre, quien será condenado a la pena de muerte si es declarado culpable. De esto nos enteramos al comienzo de la película, y de inmediato acompañamos a los doce integrantes del jurado a una habitación donde deberán votar el veredicto.

Del joven solo vemos una toma al comienzo de la película, que puede decir mucho, no solo por su físico con sus facciones de inmigrante, sino por su mirada de desconcierto, aflicción e inocencia que nos hace cuestionar su culpabilidad.

Es requisito que el resultado de la votación sea unánime, y aunque inicialmente todos lo declaran culpable, hay uno, el número 8, interpretado por Henry Fonda, que considera no hay evidencia suficiente para mandar al muchacho a la silla eléctrica.

Así es como este individuo comienza a exponer paso a paso las incongruencias y desatinos de lo expuesto en el juicio. Su tono calmado, pero contundente empieza a lograr su cometido, y poco a poco se va sembrando la duda en los demás.

Ya nadie parece tan seguro de lo que pensaba. Durante la discusión nos damos cuenta de que la mayoría venía con una idea preconcebida, algunos por convencimiento real, otros por salir rápido del asunto y poder asistir a un evento deportivo, y otros por prejuicios sociales y raciales.

Es el día más caliente del año, y el debate va tomando fuerza hasta el punto en que el ardor se percibe tanto en los cuerpos sudorosos como en las expresiones y en los argumentos. El espacio se torna cada vez más claustrofóbico y el suspenso aumenta, mientras la maravillosa cámara se encarga de hacernos sentir parte de la acción.

El desarrollo de los caracteres es excepcional, haciendo de este filme una verdadera obra maestra, que nos deja pensando, aún después de verla varias veces, en temas trascendentales

como la honestidad, la lealtad, el racismo y las falencias del sistema judicial propias de la sociedad americana, que pueden ser extensivas a muchas otras partes del mundo.

El ciclo continúa con Matar a un Ruiseñor, de Robert Mulligan, catalogada como No. 1 en la lista de cine jurídico del American Film Institute. Las películas se pueden ver en la plataforma zoowoman, y los interesados pueden unirse a la discusión el lunes 13 de septiembre a las 2:30 p.m., a través de la página de Facebook de la Biblioteca Piloto del Caribe.