El niño interior, esa parte de ti que se siente como una niña o niño pequeño, que siente y expresa tus necesidades emocionales más profundas de seguridad, confianza, crianza, afecto, contacto físico, etc.

Es esa parte de ti que es viva, enérgica, creativa y lúdica (como son los niños en realidad cuando se los deja libres para que jueguen y sean ellos mismos).

Por último, es esa parte de ti que todavía acarrea los dolores y traumas emocionales de tu infancia. Los fuertes sentimientos de inseguridad, soledad, miedo, enfado, vergüenza o culpa pertenecen al niño interior incluso si se desencadenan por circunstancias actuales; especialmente cuando son fuertes, la mayor parte de nuestros sentimientos reflejan maneras en que reaccionamos o dejamos de reaccionar hace mucho tiempo, cuando éramos niños.

Una buena manera de comenzar a sacar a la luz a tu niño interior es escribirle, dile cómo te sientes en relación con él y lo que te gustaría esperar de él. Incluso puedes intentar escribirla con letra infantil, a mano por supuesto, para que te resulte más fácil entrar en contacto con lo que siente el niño. Te sorprenderá comprobar lo bien que funcionan estas cartas a la hora de abrir la comunicación entre tú yo y el de tu niño interior, He aquí un ejemplo de carta de un adulto a su niño interior:

Querido niño:

Hace mucho que quiero retroceder en el tiempo para decirte cuánto te quiero y lo mucho que deseo protegerte de todo el dolor y el sufrimiento que has estado viviendo. Eres demasiado pequeño y vulnerable para afrontar este dolor solo. Quiero que sepas que me tendrás a tu lado a partir de ahora, y que cada vez que estés asustado puedes recurrir a mí. Estaré ahí para abrazarte, consolarte y protegerte.

Sé que te resulta muy aterrador ver cómo papá pierde los estribos y a veces le pega a mamá o a tu hermano. Me gustaría que me hablaras más acerca de cómo te sientes, en relación contigo mismo, tu papá, tu mamá y tu hermano. Creo que te han ocurrido un montón de cosas que no puedes recordar, es difícil recordar cosas que no tienen ninguna imagen o palabra, es como tratar de recordar los sueños.

A medida que recuerdes más, voy a ser capaz de entender más cosas acerca de quién soy, cómo actúo y lo que siento. Sé que es doloroso tratar de recordar, y, quiero que sepas lo agradecido que te estoy por intentarlo. Recuerda que a partir de ahora siempre estaremos ahí el uno para el otro.

Con amor, (firma con tu nombre)

Para cultivar una relación sanadora y de cuidado de nuestro niño interior para ser unos buenos padres de nosotros mismos, necesitamos superar cualquier actitud parental que hayamos interiorizado que nos lleve negar las necesidades y sentimientos del niño interior. Con los ejercicios del niño interior notarás mejoría emocional, a la vez que tu autoestima quedará reforzada.

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