Todas las estrategias para conquistar la voluntad del elector son válidas en una campaña electoral, pues se trata de llamar la atención del ciudadano de a pie. No obstante, las combinaciones de estos medios tienen más efectividad cuando el candidato promueve su campaña en una forma directa y personal, es decir, puerta a puerta, estrechando la mano de los ciudadanos, sin utilizar vehículos blindados con vidrios oscuros y realizando reuniones en los diferentes barrios, veredas, pueblos y ciudades, pues lo más importante es el calor humano del candidato. Untarse de pueblo paga.

Sobre este tema, Ibinarriaga y Hasbun (El arte de la guerra electoral) recomiendan lo siguiente:

“1.Vestir la calle es una forma sencilla de bajar la comunicación al espectro visual de los electores, 2. Ocupar la calle desde los diferentes mecanismos de comunicación que están en el catálogo de herramientas de una campaña no sólo es importante para acercar nuestro mensaje a los electores, sino también para inyectar ánimo y optimismo a un equipo de campaña”.

Entonces, caminar es la estrategia. Visitar en su casa al elector es lo más efectivo, pues el candidato le imprime a ese contacto una huella de humildad que el ciudadano lo evalúa y lo acepta en esa forma, es decir, se baja al mismo nivel del elector. Este método no es nuevo, pues en la antigua Roma los políticos lo usaban. ¿Pero, caminar todo el pueblo? Sí, señor. Este ejercicio es pedagógico, constructivo y hasta saludable para su figura corporal, pues no hay cosa más fea que un candidato barrigón.

Ya lo hizo Fajardo, Federico Gutierrez y Quintero en Medellín. Todos tres, son flacos, pues candidato barrigón no vende. ¿En cuánto tiempo se hace este ejercicio? Cuatro años para una ciudad como Medellín, con 2.500.000 habitantes. Pero no se trata de visitar todas las casas y apartamentos, urbano y rural. Se requiere que el candidato seleccione los sitios y visite a esos sectores, dialogue con su gente y comparta con ellos sus necesidades y costumbres, tome tinto, chicha, se siente en un sardinel y comparta un plato de sopa de hueso pelado, pues la carne se fue hace mucho tiempo. Entre más humilde sea ese candidato, más barata le sale su campaña política.

En el otro extremo está mi pueblo Macondo, con 40.000 habitantes, 24.000 en el área urbana y 16.000 en el rural, 4000 casas y 35 barrios. Para estos municipios menores de 50.000 habitantes, el proyecto hay que comenzarlo 12 meses antes de las inscripciones, mientras los municipios hasta 200.000 habitantes, 24 meses antes.

¿Cuál es la campaña electoral del momento? Unos candidatos corriendo detrás del elector, prometiendo lo que seguramente no pueden cumplir y haciendo lo que no hicieron en cuatro años, un ejercicio para persuadir y conquistar la voluntad popular y donde el ciudadano responde con la venta de su voto. Ojo: está circulando mucho billete falso. ¡Tú me engañas y yo te engaño!

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