Históricamente han existido mitos respecto al cuerpo de la mujer y especialmente al tema de la menstruación, por ello un punto de partida para lograr transformaciones es que las mujeres vivamos y aceptemos nuestro cuerpo, lo cual, es una forma de empoderamiento que nos permite reconciliarnos con varios procesos y experiencias como la regla.
Es fundamental cambiar las narrativas y los imaginarios sociales que se tienen frente a ella; porque la regla, es mucho más que sangre y dolor, es la señal de que hay vida, que muchas cosas van bien y que los conductos se destapan para sanar, es decir, es una forma de libertad femenina y no una “maldición” o algo que genere vergüenza.
Es paradójico que se asocie con la suciedad cuando en realidad es un proceso de limpieza que regenera de alguna forma el útero, por esta razón, es pertinente reivindicar el ciclo menstrual y considerarlo como una cuestión política que se desliga de lo privado y exclusivamente femenino; nuestros cuerpos se han politizado, por ello cuando las mujeres solo se percibían para estar dentro de la casa se tenía un discurso sobre la menstruación, pero cuando las mujeres comienzan a vivirse más allá de lo domestico, corresponde crear otras narrativas.
Es importante mencionar que los imaginarios sociales que se tienen respecto a algo son los que permiten que los paradigmas se perpetúen. Por ejemplo, cuando se habla del poder o dominio histórico que ha tenido el género masculino sobre el femenino. Así pues, como refiere (Castoriadis, 1993) los individuos son parte de la institución denominada sociedad en dos sentidos: 1) Reproduciendo imágenes, mitos y discursos, y 2) Desarrollando la facultad de leer e interpretar la sociedad para así transformarla; de alguna u otra forma cada dinámica social va generando sus propias transformaciones.
Y ese desafío inspirador de desarraigar imaginarios sociales de la menstruación lo han asumido las valientes guerreras, como las que lideran el movimiento “La Marea Roja” o el emprendimiento feminista – Kunda la vagina – que lidera Indira Rodríguez; dichos movimientos aportan empoderamiento femenino a través de un tema al que algunas personas le tienen resistencia, asco o miedo, pero que tiene mucho que ver con la igualdad de derechos y sobre todo con la plenitud de las mujeres.
Es un gran desafío que el mundo comience a desmitificar los cuerpos femeninos y en especial la menstruación, asimismo, que las mujeres juntemos apuestas transformadoras, pues cuando nos unimos inevitablemente suceden cosas maravillosas; de esta manera, logramos enfrentar mitos para crear nuevas narrativas y realidades.
Es inspirador cada vez que encuentro movimientos que lideran causas feministas, las cuales, hablan de temas que históricamente han sido tratados desde mandatos patriarcales y merecen pasar por un cambio de recetas de dominación y visiones lineales, hacia realidades libertarias y diversas.
Como todos los caminos transformacionales, merecen acciones que permitan la pedagogía y el desaprendizaje de muchos paradigmas este de la menstruación tiene también un día en el cual, se conmemora el día Mundial de la Higiene Menstrual por iniciativa de la organización WASH United; tema que, en muchos lugares del mundo, aún se considera un tabú. De igual forma, se conmemora el día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres que la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve en esta misma fecha. Todo ello informa de la importancia de lograr la transformación de las narrativas sobre la menstruación, para que toda mujer tenga el derecho y la libertad de vivirla de manera segura, higiénica, con confianza y sin vergüenza, que ninguna esté limitada por algo tan natural como su período.