Un poderoso mensaje feminista recorre América Latina y se extiende por el mundo. Surgió como resultado de la indignación social que se instaló en Chile hace casi 50 días, pero tiene vida propia. Se la están dando miles de mujeres hartas de callar y de sufrir en silencio y durante décadas, la infamia de la violencia de género de la que han sido víctimas.

Rasgándose las vestiduras, como si no fuera con toda la sociedad, muchas personas dicen estar escandalizadas luego de conocer los espantosos testimonios de estas mujeres que revelan cómo, cuándo y dónde fueron abusadas y quiénes lo hicieron.

El violador eres tú, soy yo, somos todos cuando minimizamos el impacto de un abuso sexual en la vida de una niña o de una mujer adulta y naturalizamos en nuestro entorno familiar, escolar, universitario, laboral o social los tocamientos, las caricias no consentidas, el acoso, las agresiones sexuales y las violaciones.

El violador eres tú, soy yo, somos todos cuando nos enteramos que nuestras hijas son ultrajadas por sus propios padres o padrastros, pero preferimos mirar hacia otro lado por el temor de perder su apoyo económico o cuando callamos porque es el abuelo, el tío o el primo el que abusa y los trapos sucios se lavan en casa.

El violador eres tú, soy yo, somos todos cuando el abuso se justifica por cómo una mujer se viste o el lugar dónde estaba. No caigamos en esa intolerable bajeza moral que revictimiza a quienes deben cargar con este trauma de por vida. Ofende, además, la memoria de quienes fallecieron luego de ser violadas, en algunos casos con tanto odio que hasta fueron empaladas y en sus vaginas introducidas botellas y otros elementos para destrozarlas.

#ElVioladorEresTu o #UnVioladorEnTuCamino es mucho más que una cantaleta de “feminazis” que genera rechazo o burla entre hombres que se sienten acusados sin razón o en mujeres que no se sienten representadas. Opiniones respetables, pero sólo pónganse por una vez en los zapatos de una víctima de 5, de 14, de 26 o de 44 años. ¡Vivir pensando por el resto de sus días que la culpa fue de ellas!
Esta es una iniciativa contundente que está traspasando fronteras para denunciar el historial de abusos contra las mujeres y reconocer su inmenso dolor con el propósito de convocar solidaridad, identidad, justicia y conciencia para que estas tragedias personales – todo un fracaso global de los Estados para proteger a sus niñas y mujeres – no se repitan nunca más. Por eso hay que repensar el sistema que reproduce estos casos gracias a un intolerable imaginario machista.

En Colombia, cada 23 minutos una mujer es víctima de violencia sexual y el 87% de ellas son niñas y adolescentes abusadas – en 7 de cada 10 casos – por familiares y en sus propias casas. Además, 22 mil mujeres sufren lesiones por violencia sexual, 43 mil por violencia de pareja y otras 17 mil por violencia intrafamiliar cada año, según Medicina Legal.

¿No vale la pena que entonemos a una sola voz un himno contra el machismo? ¡Las mujeres exigimos y merecemos respeto por ser mujeres!