¿En el juego de ‘bolitauñita’, qué es la pifia que se conoce como ‘dufla?’. GCL, B/quilla
La ‘bolitauñita’ es un juego con canicas o bolitas de vidrio, de porcelana, de metal liviano y hueco, de madera, de plástico o de otro material idóneo, que se golpean con una uña. Tiene distintas variantes y, tal vez, más reglas que el béisbol. Antiguamente, se jugaba mucho en la Costa, pues en los patios hogareños, en los colegios y en los parques había mucha más arena y descampados. Con este juego se entretenían infantes y jóvenes, en épocas en que en una Barranquilla apacible ni siquiera había televisión. La ‘dufla’, como sanción normativa del juego, es un error que tiene dos alcances: el primero es la caída por segunda vez de la bolita de un jugador en un hoyito dispuesto previamente, caída que se da por accidente o por carambola de la bolita después de haber golpeado a otra. El segundo alcance de ‘dufla’ es pegarle por error dos veces a una misma bola. ‘Dufla’ es deformación de ‘dupla’, con su sentido de ‘doble’ o de ‘dos veces’, esto es, la caída por segunda vez al hoyo o el segundo golpe a una bola que previamente ha sido golpeada.
¿De dónde proviene la expresión “Voy con todos los hierros”? Edgardo Salas, B/quilla
En principio, ‘Voy con todos los hierros’ quiere decir voy con todas las fuerza, con todo el brío, con todas las ganas, con todas las armas, que por lo general son de hierro, o con todo aquello que pueda considerarse un arma y esté elaborado de hierro, como una herramienta u otro elemento contundente, o como las puntas de flechas, saetas y lanzas. ‘Voy con todos los hierros’ es una ‘frase hecha’, es decir, una de esas frases de uso común que a veces concluyen en una sentencia o en un proverbio, que no es el caso de la que nos ocupa. Con seguridad, por asociarse la frase a otras del mismo tenor, como “El que a hierro mata a hierro muere”, u “Oro para mis amigos y hierro para mis enemigos”, con el tiempo, la frase se matizó y pasó de referirse a una agresión dura y extrema a ser una expresión coloquial que indica que algo se ejecuta cabalmente, con todo el empeño, el cuidado y los recursos de que se dispone.
Nota: Agradezco a los lectores que me han escrito después de captar el tremendo lapsus en que incurrí la semana pasada cuando dije que una ley de la República había bautizado al primer puente Pumarejo como Guillermo León Valencia, cuando en realidad fue llamado Laureano Gómez. Confundí los nombres de dos expresidentes conservadores. Presento excusas a los lectores.