Era una persona con la cercanía que da la mirada franca y limpia. La sonrisa acogedora. Su disposición generosa, siempre presto a tender una mano en pro de las personas y las causas que beneficiaban a la sociedad donde se movía con la desprevención que suelen tener los limpios de corazón: Carlos Ossa Escobar. Tuve la suerte de conocerlo, a través de otra persona de su misma especie, el inolvidable y generoso amigo Darío Álvarez Londoño, gran colaborador y conferenciante de mi sueño más querido que sigue siendo realidad: La Asociación Costeña de Debates, en el marco de la Universidad Metropolitana.
Desde esta cátedra, Ossa Escobar nos ofreció la clarividencia de su pensamiento que hacía realidad midiéndose a tareas difíciles en pro de la justicia social, bajo la presidencia del doctor Virgilio Barco, del que fue Consejero para la Paz, con la misión de mantener vivo el acuerdo del presidente Belisario Betancourt con las Farc, al que se habían adherido el M19 y el Epl y que incluía un cese al fuego. Una época que ya es historia en los anales de los que nos ha tocado vivir una de las etapas más trascendentales de la historia de nuestra querida Colombia, en la que Ossa Escobar, como Consejero del presidente Barco, jugó a la reconciliación, con el propósito de lograr la paz, entonces esquiva, y que ha alumbrado hasta este presente nuestro el trasiego del ambiente pacífico de nuestra Colombia.
Hombre de izquierdas. Adalid por el respeto humano. Fue consejero de Paz del presidente Virgilio Barco. Constituyente. Codirector del Banco de la República. Su muerte hace apenas una semana, ha conmovido al país. Hombre de paz. Su muerte significa en el ambiente político y moral, una gran pérdida. Él entendía que la paz no era solamente ausencia de la guerra sino que incorporaba las transformaciones sociales que hacen a los países más justos. Desde cuando le aceptó al presidente Barco ser su consejero para la paz, se duplicó en servir a esta Colombia de la que tan orgulloso se sentía de haber nacido en ella. Valiente, al reconocer los errores que llevaron al holocausto de un tiempo no olvidado pero sí recordado desde la perspectiva de que el reconocimiento de esos errores, ayuda a resolver los equívocos pasados.
Hombre de izquierdas. Tuvo siempre presente su pensamiento político y su disposición a reconocer los derechos y la inclusión social de todos los ciudadanos en una democracia, que en la actualidad alcanza los estadios de una paz duradera.
Me parece estar viéndolo desde La Asociación Costeña de Debates, cuando en los momentos tan difíciles del país, siempre estaba ahí. Retirado de la Consejería para la Paz, desarrolló una carrera política en la que siempre estuvo presente su pensamiento altruista reflejado en el respeto al otro, el reconocimiento de los derechos y la necesidad de la inclusión social para la ampliación de la democracia. Su lema fue siempre buscar el bien común de los ciudadanos para alcanzar una paz estable y duradera. El último jueves 14 de marzo, hasta en sus últimos momentos respirando por la patria, estuvo colaborando por los intereses de su amada Colombia.
Hace unos meses me prometió una nueva conferencia desde La Asociación Costeña de Debates. Creo que ha sido su única promesa incumplida.