Su contendor la aventajaba no solo en las encuestas, sino también por tiempo en la carrera presidencial, por visibilidad en las plataformas digitales, y, especialmente, por las horas y horas de declaraciones que permitían al electorado tomar una decisión respecto a su voto, que parecía tan claro hasta el pasado 10 de septiembre, cuando la voz de la primera mujer afroamericana y de ascendencia asiática en convertirse en vicepresidenta no solo logró desestabilizar al hombre más polémico de Estados Unidos, sino que lo tomó por sorpresa y lo sacó de sus casillas en varias oportunidades..

¿Cuál fue el error de Trump? Subestimar con altivez a su contendora, quien ha moldeado su carrera alrededor de los debates gracias a su capacidad para aguantar los embates y lograr estratégicamente que sus adversarios terminen autoinflingiendo su caída. Él, quien creyó que con mentiras y engaños podía repetir su devastador cara a cara con el presidente Joe Biden, pasó por alto la amplia experiencia que Harris tiene enfrentando escenarios complejos, incluso en contra de quien la eligió como su fórmula de campaña. ¡Craso error!

Quienes se conectaron a la transmisión pudieron rememorar el debate de 2010 en el que Harris se postulaba para el puesto de fiscal general de California y con olfato para las oportunidades hizo que su oponente republicano, Steve Coole, se tropezara con su propia respuesta en torno a una práctica controvertida conocida como double-dipping, que permite a un funcionario público cobrar tanto su sueldo como una pensión.

También cuando en 2019, siendo senadora, guardó silencio durante unos minutos en un debate por las primarias demócratas en Miami, para luego entrar a cuestionar a Joe Biden por su postura frente a una política conocida como bussing, con la que se buscaba combatir la segregación en Estados Unidos transportando a estudiantes de diferentes etnias en buses hacia escuelas de mayorías blancas. Harris lo criticó con elocuencia por trabajar con legisladores que se oponían a dicha política. “Había una niña en California que formaba parte de la segunda clase que se integró a sus escuelas públicas, y la llevaban en autobús todos los días... y esa niña era yo”. En ese punto, todo el mundo prestó atención.

Por último, y más reciente, cuando en 2020 durante el debate vicepresidencial contra Mike Pence este empezó a interrumpirla y ella le dijo: “Señor vicepresidente, estoy hablando”. Sus palabras se convirtieron en sinónimo de protesta por ser escuchada como mujer afro, y desde entonces las ha repetido en diferentes escenarios en los que a sus oponentes no les ha quedado más opción que la de mostrar respeto.

Durante el debate contra Trump, Harris también mostró su habilidad para tocar puntos sensibles y sacar al republicano de sus casillas sin perder, ni por un segundo, la compostura. Tan así que el primero acudió de nuevo a las fake news (noticias falsas) para intentar desprestigiar a la candidata, quien estupefacta le permitió hablar para luego contrarrestar las mentiras con hechos puntuales. Incluso los mismos entrevistadores se vieron en la posición de tener que desmentir al expresidente para que no desinformara a las audiencias.

De igual forma, el republicano quiso ponerle la zancadilla en temas álgidos, en los que olvidó que Harris lleva años defendiendo. Tal es el caso de los derechos reproductivos, pues la candidata ha liderado en varios escenarios la lucha por la libertad de las mujeres para tomar decisiones sobre su propio cuerpo.

De ahí en adelante, la voz de Kamala se escucha más fuerte y las encuestas lo demuestran. Pasó de una diferencia exorbitante respecto a Trump, a aventajarlo por al menos seis puntos, como lo señaló ABC News al 13 de septiembre, con 52 % a favor de Harris, frente a un 46 % del expresidente.

No obstante, el camino todavía no está asegurado para la vicepresidenta de Estados Unidos, pues todavía debe afinar en temas críticos como la inmigración, el mejoramiento del sistema de salud, el cambio climático y en su estrategia en estados clave como Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Míchigan, Arizona, Wisconsin y Nevada. Además, aunque el mismo Trump ha dicho que no habrá un segundo debate con Harris, sus declaraciones públicas para atacar a Harris se han venido incrementando, lo que denota un cambio de estrategia no confrontacional que todavía puede calar en el electorado.