La mamá de Madelayne, recientemente, hizo una publicación en su cuenta de una red social. Dice que tiene “la plena seguridad de que Made no se suicidó”. Manifiesta que no desea decir mucho más hasta no conocer el informe final de Medicina Legal. Asegura que su corazón de madre le dice que a Madelayne la mataron y en tono desafiante pregunta si acaso el sistema judicial colombiano y el periodismo permitirán que la verdad salga a la luz. La mujer publica fragmentos de conversaciones con su hija. En una de ellas Madelayne le muestra una fotografía de lo que parece ser la munición que la policía usó contra los estudiantes de la Universidad del Atlántico y dice: “Todo lo que fue lanzado contra nosotros”. Advierte que se siente triste, indignada, impotente y preocupada. Su madre la anima a afrontar la situación. Madelayne sigue con una reflexión que permite ver su compromiso con la transformación social, sus ganas de cambiarlo todo: “Es mi país, mi educación. Estamos siendo amenazados y me duele”. Claramente no parece una persona que quiere morir. Está abatida, dolida como estamos muchos, pero no quiere abandonar la lucha. Mucho menos quiere abandonar la vida.
En otro fragmento de conversación se ve cómo la madre le bromea: “Futura magistrada de la República de Colombia”, a lo que la hija responde: “Así será, mua jajajaja”. Le manda un beso y luego su risa. “Tienes que pensar en grande, para que te prepares en grande” le anima la mamá y Madelayne dice: “Fiscal o magistrada”. Está soñando. Ambas están soñando.
En la última conversación que publica, se nota que la joven le dice a su madre que quiere estudiar filosofía sin dejar de lado sus estudios de derecho. Lanza la pregunta si será que aguanta el nivel, pero ella misma se responde: “Yo digo que sí”. Son sus planes para tercer semestre y dice estar pensando el tema hace poco más de una semana. Otra vez sueña, se proyecta hacia el futuro.
La Fiscalía ha pedido realizar una autopsia psicológica de Madelayne Ortega. Se dice que hay marcas de dedos en su cuerpo, que no se ha podido determinar si fueron antes de su muerte o si se produjeron cuando se trasladó al servicio de salud. Se dice que no tenía rastros de drogas en su organismo. Se dice que el cuerpo parece haber caído de un piso más alto, que no se sabe si fue suicidio, homicidio o un accidente.
Madelayne fue hallada el pasado miércoles 18 de diciembre en las instalaciones de la Universidad del Atlántico en medio de una toma estudiantil. Estaba herida de gravedad, pero murió pocos instantes después de haber ingresado a la clínica. Nadie parece haber visto nada, nadie parece saber nada. Las autoridades tienen un enorme desafío para establecer las verdaderas causas de la muerte de Madelayne. Los demás tenemos el altísimo reto de no olvidar su nombre. Se llama Madelayne Ortega, tenía 17 años, y queremos saber qué pasó.
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