En la Calle Balocco, en un rinconcito entrañable con olor a historia, tradición y cultura, personas del mundo entero tuvimos la oportunidad de disfrutar momentos mágicos, gracias a un hombre brillante, con una capacidad asombrosa para el trabajo, gentil, especializado en planificar, organizar, controlar la prestación de un servicio impecable, en uno de los restaurantes más tradicionales de Cartagena, La Vitrola
Despedimos con tristeza a Gregorio Herrera, o como era conocido por sus atendidos habituales como “Grego La Vitrola”, era amigo de todos. Pero, como decía Gabriel García Márquez: “La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”, y en Cartagena, sin lugar a dudas, nunca olvidaremos a este anfitrión perfecto, siempre vestido de blanco impecable, que al llegar saludaba con nombres propios e invitaba a todos a pasar a la mesa como personas especiales.
Ir a La Vitrola y recibir las atenciones de Gregorio, era cada vez una experiencia maravillosa, exitosa y agradable. Particularmente, tanto con mi familia como por invitados que por razones de amistad, laboral o diplomática tuve la oportunidad de invitar al restaurante, fue muy grato contar con sus acertadas recomendaciones.
Estando de embajadora en Cuba, lo invitamos varias veces a que nos visitara a la Habana, para lograr un intercambio de conocimientos y experiencias, pero en tres oportunidades, con toda agenda programada tuvo que cancelarlas pocos días antes del viaje, por razones laborales.
Recuerdo una oportunidad muy especial, en el 2017, cuando compartimos con el historiador cubano Eusebio Leal (qepd) quien durante su visita a Cartagena pidió que lo llevara a La Vitrola, allí junto con Jorge, mi esposo, el vicepresidente Gustavo Bell, y sus respectivas esposas, disfrutamos de una velada muy amena e inolvidable, con las más finas atenciones del mejor maitre de Cartagena.
Cartagena tuvo el privilegio de adoptar a Gregorio como un hijo inspirador, con mucho talento y liderazgo que contribuyó de manera invaluable para que los turistas se llevaran un grato recuerdo de Cartagena y quisieran regresar, a esta ciudad que tanto necesita de personas con la vocación de servicio de nuestro apreciado “Grego”.
Gracias por entregarle tanto de tu vida a Cartagena, extrañaremos mucho tus consejos, tu disposición y alegría, que sin duda quedarán como una huella imborrable en nuestros corazones y en esa esquina del corralito de piedra en donde seguirás viviendo para siempre.
*Ex M ministra de Cultura- Gestora Cultural