Las proyecciones del DANE informan que en la Región Caribe vive el 22.7% de la población colombiana, es decir 11.433.126 personas. El 86% de éstas pertenecen a los estratos 1, 2, y 3. En mi amada región hay casi 3 millones de familias que reciben el costoso servicio de energía eléctrica; de ellas aproximadamente 328.000 viven en condiciones de subnormalidad eléctrica, y cada mes 1.500 familias se suman a ese deplorable escenario. La gran mayoría no pagan la energía que, por cierto, no se genera en la Costa.

En Colombia hay cinco grandes generadores de energía: Emgesa, Isagen, EPM, Celsia y AES Chivor que tienen el 70% del mercado eléctrico del país. La energía que venden se la cobran a los usuarios bajo el concepto de Generación (G), que se incrementa con el Índice de Precios al Productor (IPP). En 2020 fue del 1.6%, pero en 2021 aumentó 18.6%, y en lo que va del 2022 ha crecido 24%. En otras palabras, en la Región Caribe la energía que se compra para luego distribuir ha aumentado 38% por culpa del IPP.

Mientras eso sucede, los costos a los generadores sólo crecieron 6.6%, sus ingresos se incrementaron 21.7% y sus utilidades 105%. Los resultados son exorbitantes: pasaron de ganar 5 billones de pesos en 2020 a 11 billones en 2021.

Otro componente que se le paga a los generadores con el nombre de Restricciones (R), es el mayor costo en los que ellos incurren por la necesidad de garantizar el servicio con generación térmica en el Caribe, que termina siendo más costosa por la ausencia de líneas de transmisión. Este componente en una parte de la Costa se ha incrementado en un 126%.

La Transmisión (T), que igualmente pagan los usuarios, son las “autopistas” por las cuáles traen la energía desde el interior. Este ítem se incrementó un 15% por causa del IPP y la TRM, pero mitigado por el crecimiento de la demanda que reduce la variación. Por lo menos en eso nos ayuda el clima.

Los otros dos componentes que pagan los usuarios son la Comercialización (C), que se incrementa con el Índice de Precios al Consumidor, y la Distribución (D), que crece también con el IPP. Tales incrementos que se deben a obras que han sido construidas en el último año o están en construcción, no se cobran totalmente, porque los distribuidores del Caribe han hecho uso de la opción tarifaria para no afectar más a los usuarios

Por último, están las famosas Pérdidas (PR) que corresponden a pagos de generación y transmisión de energía que no llega a los usuarios finales, bien sea por el tránsito normal de la energía por las redes o por conexiones irregulares presentes en las más de 328.000 familias en subnormalidad eléctrica. Para el mercado de Air-e este componente a julio de 2022 era de 189 $/kWh: 166.2 $/kWh correspondieron a pagos a los generadores y transmisores, que crecieron 303% respecto a mayo de 2021. Los otros 23 $/kWh son un pago a Air-e por su compromiso con la reducción de pérdidas y el cumplimiento de metas específicas.

De manera que mientras los generadores hidráulicos se enriquecen a costa, entre otras, de la Región Caribe, acá se agudizan la pobreza y otros males sociales por unas tarifas que se incrementan sin parar por causa del Índice de Precios al Productor, afectación fácilmente solucionable -si se quiere- dentro de un Pacto por la energía del Caribe.

@clorduy