Durante los últimos tiempos Barranquilla ha acaparado la televisión, todos los medios escritos y sobre todo las redes sociales del nivel nacional. El problema es que este protagonismo tiene varias características negativas que sobresalen. La primera es que no es por sus maravillosas realizaciones que muchos pregonan por lo que llenan las noticias nacionales, sino por el comportamiento de las personas. La segunda es que estos personajes son los supuestos líderes, los de mostrar en esta ciudad, entre otras, por gozar de reconocimiento nacional. La tercera es que sus actuaciones son sometidas a un rechazo muy generalizado obviamente no solo en la ciudad sino en todo el país.

A nadie se le olvidan en Colombia las actuaciones de la ex ministra de las TIC Karen Abudinen y los 70 mil millones de pesos de Centros Poblados que se perdieron; y ella fresca como una lechuga. El escándalo del exalcalde Alex Char que tampoco se ha resuelto, su enredo personal y el lío de compra de votos, operación sin antecedentes en el país que sigue en las nebulosas.

Tampoco se le ha dado importancia a todas las denuncias que rodean a Ramón Jesurun en el fútbol, que para nada le han frenado su protagonismo en la llamada sociedad barranquillera. Y el último es el protagonizado por la procuradora Margarita Cabello con su decisión cargada de una parcialidad innegable y, para muchos que saben del tema, violando reglas claras. Antes de que caigan rayos y centellas, este y los otros casos anotados se comprueban fácilmente con una rápida revisión de las noticias en los medios nacionales. Este último escándalo es el titular de la Revista Cambio “Deshojando a Margarita”.

Para quienes queremos esta ciudad donde nos educamos, donde enterramos a nuestros padres, donde tenemos familia y amigos, estos escándalos nos avergüenzan, pero este sentimiento se agranda cuando vemos la absoluta falta de sanción social de parte de la ciudadanía. Por eso el llamado a Barranquilla para que se sacuda. No hay derecho a que esta ciudad sea el centro de tantos escándalos que no pueden ocultarse con su llamado embellecimiento. Algo muy severo pasa en su liderazgo, en el tipo de personas que logran alcanzar altas posiciones. Estos escándalos han trascendido el nivel local y ahora están en la boca de todos los colombianos, y quiérase o no marcan a esta ciudad, a su gente y sobre todo al pequeño círculo de privilegiados que manejan los hilos de poder.

Por qué hemos llegado a este nivel de tolerancia frente a errores de inmensas dimensiones que dejan muy mal parada a la dirigencia de esta ciudad. Esta es la pregunta. Por lo menos una reacción de quienes tienen voz, para no hablar de aquellos que se han declarado intocables, porque aparentemente para desgracia nuestra, parecen serlo y siguen como si nada hubiese pasado.

Pero se equivocan, porque para el país el liderazgo de amplios sectores de la sociedad barranquillera está siendo cuestionado. Por eso el llamado con mucho dolor a esta ciudad. Por favor, Barranquilla, sacúdete. Y hazlo antes de que sea demasiado tarde porque esa mala fama tiene un alto costo para todos los costeños, pero más aún, lo pagarán los inocentes de las próximas generaciones.

cecilia@cecilialopez.com