Hasta ahora solo hay un candidato definido o de pronto dos, y quedan cerca de 20 precandidatos y por ello es todavía apresurado pensar en quienes llegarán a competir con los que ya están posicionados en esta contienda electoral. Pero no sobra empezar esta discusión. Entre los precandidatos hay que se sepa, dos de esta parte del país y por ello es válida la pregunta de si el Caribe puede llegar a la presidencia de la República. Este debate es muy riesgoso porque en esta parte del país esta discusión sobre figuras públicas no es fácil ni bienvenida. Las razones son varias. La primera es que el único poder real en la Región Caribe es el político y existe poca capacidad crítica en este campo. No es gratuito porque como lo demostró León Valencia en su famoso libro, es aquí donde se encuentran los clanes políticos más poderosos del país, que manejan los votos, los puestos públicos y los contratos del Estado. Es muy costoso locamente cuestionarlos, sin duda. La segunda razón es que también en esta región se encuentra esa relación poderosa pero cuestionable entre el poder económico y el poder político. De nuevo esta realidad limita la posibilidad de crítica.
Lo anterior es cierto, pero como ahora se trata de explorar las posibilidades reales de llegar a manejar el país es necesario sacar este debate del círculo cerrado regional y abrirlo con perspectiva de nación. Para ser justos es necesario empezar a reconocer que, si bien la próxima elección es crucial para la democracia y la economía, el debate electoral hasta ahora es de una pobreza lamentable. Así se asusten sectores amplios del país, el único que está haciendo campaña es Petro gusten o no sus propuestas, los otros no logran despertar esa emoción que motiva el voto consciente y responsable, ese que será imprescindible en este año. Cepal acaba de bajarle el tono al triunfalismo del gobierno sobre el 2022 y se agregan serios problemas que todos conocemos: inflación, déficit en el balance externo, alta deuda y sobre todo niveles de pobreza, desigualdad, informalidad y desempleo que tienen que encontrar salidas prontas y sostenibles. Crecer al 3,7% en 2022 no es ninguna maravilla.
Si de verdad el Caribe quiere llegar a la presidencia sus candidatos deben cambiar de estrategia. Piedad Bonnet en su artículo de El Espectador lo planteó claramente: "Hasta los políticos, contrariamente a lo que declaró esta semana Álex Char —“soy más de hechos que de palabras”—, necesitan tener un discurso. Porque no basta con hacer puentes. Para gobernar un país se necesita pensarlo. Y sostener con argumentos aquello en lo que se cree y para lo que se quiere gobernar. En fin, lo que se espera de un estadista". Y algo similar se puede afirmar de David Barguil, el precandidato conservador quien se limita a atacar las propuestas de Petro y a estrategias puntuales como la referida al crédito. Si no aportan una visión de país donde obviamente se ubique de mejor manera a la Región Caribe, no darán esa imagen de estadista que el país va a demandar porque sí hay conciencia de los inmensos retos que asumirá el próximo presidente.
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