Desde el Gobierno le han adjudicado responsabilidades que no le corresponden sin tener en consideración la magnitud de los efectos laborales y económicos para el propio sector y el país. Está por demás decir que, tal como lo han confirmado fabricantes de aeronaves, aerolíneas y autoridades aeronáuticas, estamos preparados para volver a volar: tanto los aeropuertos como las aeronaves cuentan con todos los protocolos de bioseguridad exigidos para garantizar la seguridad de pasajeros y tripulantes.

Tras cinco meses con los aviones de pasajeros en tierra y ante la oportunidad de reiniciar las operaciones aéreas algunos sectores mantienen un debate sin más sustento que la subjetividad y se alistan para, ante un eventual repunte en las cifras de contagios, achacar la responsabilidad a la reactivación de las operaciones aéreas.

Seamos claros: La aviación no tuvo culpa alguna en la expansión del virus, ni la tendrá. Observar todas las medidas ordenadas por el Gobierno nacional es la mejor vacuna. Frente a un futuro difícil, que nos presenta inmensos retos como país, la opción no debió ser paralizar este importante eslabón de la cadena productiva para evitar las consecuencias políticas de haber mantenido operando la industria aérea, y mucho menos valiéndose de criterios mal concebidos para lograr justificar lo que no tenía por qué haber sucedido: aterrizar los aviones del país para supuestamente evitar el contagio.

Son miles las personas desempleadas y las que podrían perder sus empleos por la estigmatización del transporte aéreo. Quienes trabajan en aviación se capacitaron y prepararon desde hace más de cuatro meses para atender con todas las medidas y garantías a los usuarios y a las personas relacionadas con la operación aérea. Muchos sectores con menos experiencia y rigor en este tipo de protocolos aprendieron, reiniciaron operaciones y poco a poco comenzaron su reactivación o están transitando el camino hacia la relativa normalidad que la actual contingencia permite.

Nuestros héroes, los profesionales de la salud, lograron superar los señalamientos de la sociedad por el virus, pero la aviación, si no desmonta los cuestionamientos a su alrededor, estará aterrizada de nuevo muy pronto. La cultura ciudadana y las medidas preventivas son la respuesta no solo para la aviación colombiana, sino para que Colombia entera retome el vuelo.

Dato clave. En esta cuarentena el sector aéreo ha puesto en evidencia una verdad que debe ser contada para algunos y recordada para otros: el transporte aéreo no es un servicio público esencial. Tantos meses de inactividad en el sector aéreo hablan por sí mismos, mientras que los servicios realmente esenciales no se han detenido un instante para atender las necesidades de los colombianos.

*Presidente Asociación Colombiana de Aviadores Civiles