A finales de 2019, mientras el mundo se preparaba para la celebración de la Navidad -de la natividad de Jesucristo, acontecimiento que determinó un nuevo orden cronológico basado en el antes y el después de su llegada y conocido con la sigla a. C./d. C.-, como una premonición, como un presagio sutil, apareció una noticia: AC/DC: crecen rumores sobre su regreso en 2020. La noticia registraba los runrunes de que la legendaria banda de rock AC/DC (iniciales en inglés de corriente alterna/corriente continua inevitablemente asociadas con la sigla que señalaría el comienzo de la Era Cristiana), lanzaría un nuevo álbum luego de haberse despedido de los escenarios en 2011. Aunque los rumores del retorno de la banda han seguido siendo rumores, el titular de dicha noticia parecería haber vaticinado lo que sería para el mundo días después una terrible realidad, el inicio de una nueva era delimitada por el Covid19.

Dice la historia que en tiempos del papa Bonifacio IV, y tras años de investigaciones alrededor de la fecha real de nacimiento de Jesucristo, Dionisio el Exiguo, monje bizantino, creó un método de clasificación cronológica fundamentado en el año 1 de la Era Cristiana. Pero sería Beda El Venerable -un monje teólogo anglosajón- quien se dio a la tarea de difundir su uso, consiguiendo finalmente que desde el poderoso occidente cristiano se impusiera el nuevo orden temporal (a. C./d. C.) que, si bien ha sido revaluado considerando la inclusión de culturas ajenas al cristianismo, aún se mantiene vigente.

Las cronologías, asistentes de la historia e indispensables para establecer el desarrollo de los acontecimientos, son universales, sin embargo, como individuos estamos atravesados por una cronología personal; por un cúmulo de sucesos que nos marcan indefectiblemente, cicatrices perdurables que pueden llegar a modificar lo que a veces la razón no consigue transformar. Para millones de personas del mundo contemporáneo, hoy perplejo ante el espectro de su impotencia, la llegada de este virus fulminante será uno ellos. La contagiosa enfermedad que en sus múltiples versiones utilizó la industria cinematográfica con fines rentables, es hoy una realidad que arrecia simultáneamente en el planeta infectando a miles de personas. No volveremos a ser los mismos. Asistimos a la muerte de nuestra inmortalidad, presenciamos la caída de la prepotencia humana. Ansiamos dar marcha atrás y rehacer la vida desperdiciada entre tantas cosas insustanciales. Reflexionamos culposamente sobre amor, solidaridad, libertad y medio ambiente. Contemplamos alarmados el cumplimiento de un rumor apocalíptico que, mitigado por la idea de ficción, utilizó durante años la maquinaria de consumo hollywoodense. Estamos viviendo lo que quizá será para muchos un nuevo hito cronológico cuya datación es el año 2020. Antes del Covid19 / después del Covid19, curiosamente una sigla muy significativa: a. C./d. C.

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