Después de la no aprobación de la reforma de salud presentada por el gobierno, parece venir otra, que tiene los mismos orígenes y que seguramente contará con errores similares. Como si no, se hubieran visualizado los grandes errores anteriores, pretendiendo, nuevamente caminar por sendas equivocadas.
La necesidad de cambios está clara, pero de acuerdo con los errores observados, podríamos atrevernos a recomendar:
- La reforma debe tener una mayor participación de los actores principales, las comunidades necesitadas y los organismos, instituciones y personal sanitario en general.
Hay que recoger las ideas de grandes asociaciones y gremios que las componen. Explicarle a la comunidad, que la salud tiene límites y dificultades que, no se pueden sortear, porque siempre deben contabilizarse, episodios de muertes naturales, que aun con los mejores tratamientos, no pueden ser vencidas. Es decir, los presupuestos en salud tienen limitaciones, y no pueden seguir siendo gastados, en pacientes sin ninguna posibilidad de vincularse a una vida digna y sin sufrimientos, que, además, no dejan sino, más sufrimientos pobreza, desilusiones y desengaños.
- Lo que las comunidades y el personal de salud quieren, incluye a los políticos y miembros del gobierno, pero estos, no pueden seguir siendo sus determinadores.
- Tanto a las comunidades como a los trabajadores de la salud, se les debe dar el máximo reconocimiento posible.
- La organización de los recursos es importante y debe ser vigilada por las comunidades, no solo por el gobierno, que ha mostrado grandes deficiencias. Tampoco por las EPS, que han sido descartadas. Si estas continúan, deben jugar un papel diferente al actual, con una fiscalización de sus recursos para poder actuar y entregar, en su mayor parte a comunidades y, a trabajadores sanitarios, quienes, además, deben recibir estímulos y apoyos para la educación e investigación.
- La logística de funcionamiento del sistema de salud debe cambiar y para eso se deben tener las personas educadas para tal fin, serias, honestas y dispuestas, a lograr superar, uno de los principales valores de la vida como lo es la salud.
- La mesa está servida, para que los presupuestos alcancen, al menos para brindarle, a las personas de menores recursos la asistencia que como humanos necesitan.
- A todos los aspectos que se consideren, se deben sumar los elementos para una buena salud, en los cuales, los planes del gobierno deben estar directamente involucrados. Educación, seguridad, vivienda, alimentación, empleo y todos los que se consideren que protejan la naturaleza y el medio ambiente.
Por qué no podemos llegar a esos consensos, sin empezar por la repartición de comisiones, fraudes, despilfarros y todos, los que mantienen a nuestro país en un estado de zozobra cada día peor. Los cambios se necesitan, pero hay que buscarlos para quienes verdaderamente los claman, con la más importante procedencia de quienes los ejecutan.
Los tiempos perdidos en discusiones improductivas deben terminar ya, cuando todavía, permanecemos en guerras entre hermanos, por un plato de lentejas como lo describe la Biblia, sin buenas condiciones de salud, para una gran mayoría de nuestra población.
Lleguemos al momento de los acuerdos y, salgamos de tantas discusiones insulsas, para sentirnos que hemos sido responsables de la historia que nos ha tocado.