El cóndor, ave de nuestros Andes, simboliza la libertad. Está representado de frente, con las alas extendidas y mira hacia la derecha. De su pico, pende una corona de laureles de color verde y una cinta ondeante, asida al escudo y entrelazada en la corona. En ella aparecen sobre oro y en letras las palabras Libertad y Orden, lema nacional. La República de Colombia es un Estado unitario, democrático, participativo y pluralista con separación de poderes. El Presidente es elegido por voto popular por un período de cuatro años. (https://www.cancilleria.gov.co/colombia/nuestro-pais/simbolos#:).
Regresar y revisar la historia de Colombia, es clave, para tomar como referencia los destinos de un país, que parece no ver los símbolos esenciales, por los que después de muchas guerras y derramamiento de sangre, conseguimos, la tan anhelada libertad. Pero desde hace siglos permanecemos en guerra y por momentos, creemos que somos libres y ordenados. ¡Mentira! no somos eso, si, somos irreverentes y burlamos constantemente nuestros principios de existencia como país. ¡Qué desgracia y pérdida de tiempo! Mientras grandes comunidades en la pobreza, de casi la mitad de un país, sufren hambre, desnutrición y un sinnúmero de enfermedades. La otra media Colombia, subsiste, como una clase media mayoritaria y otro resto, que disfruta de la riqueza, unos ayudando, y otros, ensimismados disfrutando de la riqueza, se olvidan de los demás.
La búsqueda y encuentro con la libertad y el orden, está cada vez más lejos en nuestro país, el diálogo, la ley y la justicia, no lo han logrado. Las personas que lo representan, continúan enfrentadas, como en la época de la colonia, en medio del odio, del rencor y de la pérdida de la razón. Un verdadero reto para toda la sociedad, que debería actuar con responsabilidad, para al menos cumplir con los más grandes preceptos en los que está comprometido todo el país. Cansados de la política, de guerras, de un permanente diálogo mentiroso y perverso, más de medio país permanece inánime, esperando que nos llegue el milagro que nos devolverá la libertad y el orden.
La libertad, no es solamente, un don que se recibe una vez y para siempre, sino que es un bien que se debe cuidar y defender constantemente, ya que el hombre querrá someter al hombre. (Hegel, Fenomenología del Espíritu, 1807). De acuerdo con estos principios, cada profesión debería defender, con altura, seriedad y fortaleza, lo que le pertenece, en nuestro caso, la salud. Su ordenamiento debería ser conducido por quienes prestamos los mayores servicios a la humanidad, los que entregamos nuestros mejores años, y en general, nuestras vidas, a una sociedad que nos necesita.
El orden, que busca el individuo libre, se basa en la aceptación implícita, de un contrato social (Rousseau), que, nos obliga y nos rige a todos, y nos permite organizarnos, evitando que la búsqueda del orden que no nos lleve a un caos.
El Contrato social se registra en la Constitución y las leyes, que actualmente rigen las verdaderas democracias y son la garantía de que prime un “orden público”.
La responsabilidad es una consecuencia de los principios de libertad y orden, y es el momento de la responsabilidad de un gremio de la salud, olvidado en actuar en la necesaria reforma de la salud.