La pandemia se está acabando, y esa es una idea que ya circula en el mundo, veremos qué pasa en los próximos días. Ómicron es más transmisible, pero ha sido menos letal, aunque circulan todavía otras variantes. La vacunación al fin alcanza niveles significativos, por encima del 70% pero no es así en todas partes, ni en todas las poblaciones de Colombia. Todavía quedan personas expuestas, no vacunadas y algunas, con comorbilidades o con otras enfermedades, que aún vacunadas, pueden tener complicaciones.
La pandemia de la covid-19, la catástrofe más grave de los últimos tiempos, cambió la forma de vida, la economía, el transporte, las comunicaciones y las relaciones entre todos. El comportamiento social, y el estado mental de las personas han sido severamente afectados, en la actualidad, todavía, estamos pendientes de la evolución de nuevos casos, y sus innegables secuelas.
Según el Ministerio de Salud, se registraron recientemente en Colombia, un total de 6.067.023 de casos de covid-19, con 1.222 nuevos contagios. El número de muertes alcanza los 138.899, con 45 fallecimientos el pasado martes, estas cifras de los últimos dos años, sobrepasan las demás enfermedades. Los hospitales con sobrecupos fueron transformados en verdaderos campos de batalla, ahora se dice que mejorados a la fuerza. Los trabajadores de la salud, como el gremio más afectado. Según el Instituto Nacional de Salud, se han confirmado unos 100 fallecimientos y cerca de 20.000 contagios, con el nuevo coronavirus, sin un reconocimiento laboral, digno y urgente de realizar.
Las lecciones para el mundo deben ser aprendidas, no estábamos preparados, ni lo estamos para una pandemia. No tuvimos vacunas a tiempo, ni personal especializado, ni medicamentos, ni reactivos ni equipos, todo ha sido manejado como una situación de emergencia. Quedan muchas lecciones universales por aprender.
¿Cuándo tendremos que revacunarnos? La investigación nos lo dirá, de acuerdo con los estudios sobre anticuerpos y comportamiento del virus. Posiblemente como otros coronavirus este se puede quedar circulando entre nosotros, permaneciendo en forma endémica.
Pero como si fuera poco, los tambores de la guerra ya sonaron, y aunque distantes, terminarán haciéndole daño al mundo entero.
La lucha por el poder entre las grandes potencias hace presencia en nuestra vida cotidiana, y será un factor determinante para los días venideros, ya las importaciones y exportaciones, y otras consecuencias derivadas de la guerra, cambiarán grandemente nuestras vidas. La violencia de la guerra se suma a la que ya vivimos internamente, y tenemos que colocar como una prioridad la salud de los habitantes del mundo, el déficit de alimentos, la pobreza, la drogadicción, la permanente agresión del medio ambiente, el difícil acceso a la atención médica, medios diagnósticos, medicamentos y terapias especiales.
Se necesita urgentemente un nuevo orden mundial de prioridades, un cambio fundamental en las políticas gubernamentales, que favorezcan a los más necesitados, la elaboración y cumplimiento de nuevos programas y planes que repercutan en la salud. El Estado debe enfrentar las críticas situaciones de salud, principalmente en departamentos y zonas con habitantes que de no hacerse pronto nos llevarían a una pérdida muy importante del capital humano.
Los liderazgos políticos, deben presentar sus programas de gobierno dirigidos a enfrentar los grandes impactos de una pandemia, unidos a la violencia, criminalidad, narcotráfico, inseguridad, desempleo y déficit financiero actual, para lo cual, se necesita una veeduría ciudadana sería y colaborativa, apoyados en conceptos científicos.