Delta, cuando está palabra suena, asusta a todo el mundo. Esta mutación o cambio del Sars-Cov-2, apareció con base en la presión que se ha hecho para acabar el virus, es decir es un mecanismo de defensa para subsistir. Los esfuerzos de que las vacunas tengan efectos sobre delta son cada vez mayores, y esperamos seguir teniendo resultados. Las vacunas han mostrado su respuesta y protección, pero en algunos casos, la fuerza del virus parece ser de acciones rápidas, y contundentes, ocasionando más hospitalizaciones y por ende más muertes. Sus manifestaciones son más difíciles de reconocer, pero cualquier malestar o cambios en la respiración deben ser intervenidos medicamente. Su detección, como ya ocurrió en Colombia, gracias a los adelantos de la ciencia, por encima del poder político, que aún no se da cuenta, que es el grupo de los trabajadores de la salud, el que debería ser más privilegiado, en su protección y sus condiciones de trabajo. Aquel, que como los bomberos nos metemos en la candela, pero en algunos casos no podemos ver ni siquiera el fuego, como con los pacientes asintomáticos.

Preparar mejor a los científicos, y a los trabajadores de la salud, es la primera obligación estatal. Se necesita la apertura de programas para la formación de personal necesario en enfermedades infecciosas, laboratorios especializados, maestrías, doctorados, y demás componentes para una mejor respuesta.

No hacer crecer el pánico, sino fortalecer nuestras instituciones de salud, y el propio sistema, con acciones. Cuando se conoce al enemigo es más fácil enfrentarlo, para protegernos y usar herramientas que le hagan daño.

Otra acción importante es evitar además de delta las otras cepas, controlar su contagio, y para esto las medidas de protección, deben seguirse cumpliendo. Lavado de manos frecuente, uso de mascarillas y el distanciamiento, que implica la asistencia en aglomeraciones, multitudes y desordenes. Todos debemos cumplir con las distancias, con un mínimo de 1.5 metros.

Vacunación masiva, necesaria, la cual, ya está en progreso, pero insisto, necesitamos, que la gente cumpla con la vacunación. Propongo que además cada uno de nosotros, actué como multiplicador, comprometiéndonos a llevar al menos, 10 personas cercanas. A esas personas que consigan que otros se vacunen, el gobierno debe darles un estímulo.

Es urgente, que las vacunas estén en el país, para lograr la famosa inmunidad de rebaño y evitar más muertes, una vacunación de 24 horas, para mi soñada, y así, disminuir los contagios y las defunciones, y enfrentar la lucha contra la variante delta, con un escudo poderoso, la vacunación.

Buscar el retorno a la normalidad en forma gradual y responsable, por todos esperados, pero demorado porque todavía hay casos, con posibilidades de contagios, y muerte. Respetar las distancias, los aforos, número de personas permitidas, y evitar las aglomeraciones, persistentemente irrespetadas, lo que hace parte de la cultura ciudadana de los próximos días.

Confío en el costeño a pesar de su folclor, de su alegría, de nuestra espontaneidad, y de todos los valores para buscar la felicidad de los demás. Nos volveremos a abrazar, y a besar, a bailar en parejas, a jugar, y en general a acercarnos, cuando estemos más seguros, y eso lo vamos a lograr con el tiempo.

Reforzar la vigilancia epidemiológica y de laboratorios, para individualizar las variantes. Detectando en estos momentos, los casos de rápida y complicada evolución, con conocimiento permanente de las zonas o sitios afectados, para tomar las medidas inmediatas, y controles, que permitan disminuir su rápido crecimiento y diseminación.

Todos tenemos que contribuir al control de la covid-19, no desesperándonos por salir y asistir a reuniones, sean familiares, sociales o de trabajo, sin protección, sin distanciamiento. No vacunarse, impide reunirse con personas débiles al coronavirus, enfermos o personas con comorbilidades. Definir qué hacer con quienes se oponen a volver a la normalidad, a quienes seguimos invitando que se vacunen, teniendo en cuenta, que es una medida que disminuye los contagios, las complicaciones y los fallecimientos.