La propuesta del Alcalde de Medellín de traer médicos para el manejo de la pandemia que se incrementa en los últimos días en todo el Departamento de Antioquia ha desatado un gran número de críticas. Tras varias semanas en un promedio entre 1.000 y 1.500 casos diarios de COVID-19, Antioquia declaró alerta roja por ocupación de camas UCI para atender a los pacientes más graves. En Medellín, municipio con mayor disponibilidad, solo hay 80 camas de cuidados intensivos libres, a pesar de la expansión que ha permitido llegar a la región a cerca de mil camas, para atender a los pacientes con coronavirus que requieran este nivel de complejidad. La decisión por demás arbitraria del alcalde, según el Minsalud, no contó tampoco con el respaldo del gremio médico. El Grupo de Intensivistas de Antioquia (GIA) le manifestó al alcalde Quintero que se debe favorecer el trabajo del personal médico que no solo posea la mayor pericia, sino que además conozca la situación de campo.

“En la ciudad hay suficiente talento humano en salud altamente calificado para atender las necesidades de la pandemia. Entendiéndose por personal de salud a los médicos intensivistas, especialistas no intensivistas y el resto del equipo de apoyo (terapeutas y personal de enfermería)”, dice el GIA en una misiva. Por lo anterior, consideramos que el grupo de especialistas en Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, con la ayuda de las especialidades afines (Medicina Interna, Anestesiología y Medicina de Urgencias), nos encontramos en capacidad técnica para la atención de la pandemia, siempre y cuando se cuente con el apoyo de las entidades gubernamentales a las cuales continuamos ofertando nuestro compromiso incondicional, si así lo requieren”. Una situación laboral desfavorable fue evidenciada cuando los gremios médicos escribieron: “Solicitamos se revisen las acreencias laborales existentes en la ciudad y se salden las deudas pendientes con el talento humano en salud local antes de realizar una destinación diferente de los recursos”.

La anterior situación me hizo recordar, hace algunos años, que como jefe de la primera unidad de cuidados intensivos del Hospital San Juan de Dios en Santa Marta me tocó tomar el camino de seleccionar a los médicos rurales, para que después de un entrenamiento, y acompañados siempre de un experto, prestaran la asistencia y atención inmediata a los pacientes que requirieran una atención de emergencia. Los resultados fueron maravillosos, logrando salvar un buen número de vidas, a pesar de no tener ni la mejor dotación técnica ni el personal de salud totalmente entrenado. De esos rurales salieron intensivistas que hoy pueden dar fe de esa situación. Como en la guerra, todo voluntario es un soldado, aun cuando no sepa ni siquiera manejar un fusil.

Los que vivimos la influencia paisa en la Universidad de Antioquia, reconocida por ofrecer una de los mejores programas académicos y prácticos en salud, nunca olvidaremos esos grandes momentos de la Policlínica del San Vicente de Paul. Con nuestros profesores, enfrentamos cada día toda clase de circunstancias de urgencias, por lo que creo que el alcalde no parece conocer la historia, ni las grandes capacidades de los médicos formados en Medellín. Cambiarlos por “refuerzos de médicos extranjeros”, cuando sin sobrar todavía tenemos suficientes, es un error y una decisión que debe ser replanteada. Además, confirma los atrevimientos que se vienen dando en el país del manejo de la pandemia por personas sin educación médica, tomando decisiones sin conocimiento científico.