Sí tuviésemos que escribir un libro sobre el problema de la injusticia que se ha cometido con la costa Caribe sobre el caso de la energía que suministran a los siete departamentos las concesionarias que se ganaron el contrato, este libro sería un éxito absoluto no por quien lo escribiera sino por el tema. Porque nunca, jamás, en la historia de los servicios públicos de la región, con todas las falencias y defectos anteriores, se había vivido y experimentado una situación tan nefasta como la que en estos años presentados. Es casi que una novela satánica, mejor dicho, cruel. Cuyos únicos culpables son los tres gobiernos últimos del país, el de los señores Santos, Duque y Petro.

Ya se han agotado todas las instancias, esfuerzos, peticiones, casi súplicas y el problema está vivo y terrible. La inicua forma como se firmaron los contratos en estos tres gobiernos permitiendo qué factores como errores técnicos, robos, precios en bolsa y la no conformación de la entidad reguladora que le faltan hasta los miembros de número, demuestran que desde los gobiernos centrales ha existido una discriminación, un rechazo, una oposición, un desconocimiento de una realidad que está azotando el equilibrio de 8 millones de hogares económicamente hablando. No se come, no se alimentan para pagar un consumo de energía, frecuentemente.

¿Qué tienen contra nosotros? ¿Por qué ese repudio? ¿Qué le hemos hecho al país para que nos atropellen de ese modo? Más Sencillamente: ¿Por qué tanto odio si aquí vienen a pasar vacaciones y entonces la hipocresía típica de aquellas alturas no hace más que llenarnos de lisonjas y falsas adulaciones? No; terminemos con este papel ridículo que estamos haciendo. Este gobierno no quiere saber nada de la costa Caribe. Preguntémosle a oriundos de otros departamentos y veremos sus respuestas. Entonces, como ya lo están mencionando con valor distinguidos columnistas colegas, lo que necesitamos es unir las fuerzas vivas de la región, congresistas que deben decirle no a las reformas en el congreso, dirigencia gremial, industria y comercio, la banca, entidades cívicas, universidades, agrupaciones deportivas, culturales, políticas, todos y formemos un frente con valor para el Paro Cívico que se viene cociendo en medio de un disimulo contagioso pero que necesita más vigor. Si todos nos unimos y detenemos el cotidiano andar de la región por mínimo 24 horas el gobierno tendrá que respetarnos. Pero basta ya de tanta burla, estamos hastiados de tanta mentira y tanta falsedad. Respeten estas regiones antes que sucedan hechos graves que después lamentaremos.