A Camilo lo tuve siempre en mi radar musical desde un inicio y mi hija Verónica fue la responsable. Desde sus inicios se convirtió en su fan. Llegando incluso a subirse a escondidas a la tarima donde el joven cantante por esos días recorría los colegios de muchas ciudades de Colombia. Como ella muchos vieron crecer a Camilo frente a sus ojos.
Todos recuerdan ese joven de 13 años, de aspecto tierno que conquistó a todos en el reality Factor XS.
Había nacido en Medellín, pero sus Padres vivían por esos días en Montería. Allí realizó su audición, primero junto a su hermana. Pero las cosas funcionaron el año siguiente cuando lo hizo en solitario y ganó el concurso.
Y a pesar de la visibilidad que logró, su carrera se estaba enredando. En parte porque RCN lo tenía amarrado contractualmente. Algo que no es raro para los participantes en estos concursos musicales, el lío es: pensaron como canal de televisión y trataron de convertirlo en actor y presentador.
Debieron pasar varios años para que Camilo lograra su independencia con el canal y mánagers que parecían no llevarlo por el camino que el quería: ser cantante.
Pero todo empezó a cambiar en 2015 cuando decidió irse a vivir Miami y darle un vuelco total a su carrera y a su imagen. Por supuesto su relación sentimental con Evaluna, que se convirtió en su esposa y su entrada al clan de los Montaner, fueron claves en el camino al éxito. Pero la razón principal de su triunfo es sin lugar a dudas su talento. No dudo de que es el artista pop más importante de toda esta generación en Colombia. Compone, canta y produce.
Es un músico real, que creció oyendo canciones de The Beatles, Charly García y Mercedes Sosa, y que tiene entre sus ídolos a Jorge Drexler. Ha trabajado como compositor y productor para artistas que van desde Kany Garcia hasta su recientes colaboraciones con Selena Gómez y Shawn Mendes.
Pero como todo no siempre funciona con talento, Camilo ha desarrollado con su equipo un trabajo impresionante de marketing.
Su cambio de look lo mostraba como un personaje medio bohemio y hippie. Siempre relajado y feliz, sin exagerar en el tema religioso de una etapa de su carrera. También ha mostrado algunos sellos particulares como es el caso de su voz original y su bigote daliano.
En lo musical se mueve con una facilidad increíble entre el pop actual y los toques urbanos. Pero no tiene problemas en acercarse a lo ranchero en algunas de sus canciones. Sus letras son simples, pegajosas e ingeniosas, sin apelar a la explicites.
Con un público horizontal en edades, sus canciones gustan a adultos y jóvenes.
Su manejo de las redes sociales se ha vuelto ejemplo para muchos en la industria musical: 22 millones de seguidores en Instagram y 23 millones en la red más importante para la música del momento: TikTok.
En estas se encarga de publicar contenido bien hecho y elaborado, no las típicas fotos alardeando de lujos.
No hay que olvidar su fiel y activa base de fans a los que llama La Tribu, pues si hay algo que mantiene a un artista en el tiempo son sus fans. Unas cosas son seguidores en redes y otra son sus fans reales, eso parece saberlo muy bien Camilo. Hoy, a sus 27 años, es el artista con el que todos quieren trabajar, no solo para hacer un dúo, sino para una real colaboración musical. Y a pesar de su edad, ya lleva 15 años de un consagrado trabajo. Su reciente gira en España ha sido un éxito rotundo y estoy convencido de que perdurará por mucho tiempo, incluso, después de que quienes están de moda ya no lo estén.