Esta inusual palabra la escuché por primera vez hace un par de años en una presentación que realizó Juan Vereecken, presidente de Maxwell Leadership para Latinoamérica, en un evento de certificación de coaching y liderazgo.

Extrasaliente es el resultado de la combinación de dos palabras que pueden definir la actitud de las personas: Extraordinaria y Sobresaliente. Una actitud extrasaliente es “ese algo” invisible que produce una emoción y un sentir en nosotros y en los demás. Una persona puede cambiar su vida y la de los de su círculo cercano, cambiando su actitud; ésta es muy poderosa y al cambiarla de manera positiva, es lo más importante que podemos llegar a descubrir.

Quien adopta esta actitud no se conforma con ser uno más del promedio, busca aportar algo más en calidad, intención y excelencia, significa no hacer algo adicional por obligación sino de hacer algo mejor por inspiración. Esa excelencia no depende de la visibilidad ni de los aplausos, se construye en silencio, en los pequeños actos de integridad que revelan quiénes somos cuando no tenemos espectadores.

Ser extrasaliente es una decisión, no un don, no depende del talento ni de la suerte, sino de la determinación de hacer las cosas con amor, cuidado y propósito, es la diferencia entre cumplir y trascender; lo extrasaliente, no es un espectáculo, es una manera de vivir.

Ser extrasaliente es una invitación a la excelencia interior, es decidir cada día, que lo ordinario no es suficiente, es servir con entrega y liderar con el ejemplo, no porque alguien lo exija, sino porque eso es lo que nos convierte en nuestra mejor versión. En el liderazgo, esta actitud extrasaliente tiene un poder transformador; un líder extrasaliente inspira sin imponer y despierta en los demás el deseo de dar lo mejor de sí. Cuando una persona, un equipo o una organización adoptan y promueven esta actitud, dejan de competir entre sí para comenzar a contribuir a un propósito común.

La actitud extrasaliente transforma lo cotidiano en significativo, lo invisible en memorable y lo ordinario en extraordinario, no se trata de competir ni de destacarnos frente a otros, sino de ser coherentes en todo momento, en cada acción y en cada palabra.

Cuando valoramos y amamos a los demás, estamos siendo catalizadores de una verdadera actitud extrasaliente, por el contrario, cuando estamos enfocados en nosotros mismos, es imposible valorar y amar a otros.

Para vivir una vida de manera extrasaliente, comencemos esa transformación ya desde donde quiera que estemos, en nuestro hogar, en el trabajo, con los amigos, con seguridad, nuestras vidas serán muy diferentes.

@henrydelae