Por estos días, ha estado sonando mucho una famosa lista, de la cual erróneamente se suele pensar que es solo una, sin embargo, las listas OFAC, están compuestas por diferentes listas más detalladas, como La Lista de Nacionales Especialmente Designados y Personas Bloqueadas (SDN, por sus siglas en inglés) y la Lista de Narcotraficantes Especialmente Designados (SDNT, por sus siglas en inglés); más conocida como la Lista Clinton.

Ser catalogado como sujeto de alto riesgo e incluido en esta lista es una condición devastadora para cualquier persona. Pero la inclusión del presidente de los colombianos y de su círculo familiar en una lista negra del gobierno de los Estados Unidos es mucho más que un golpe político: es una mancha internacional que salpica a todo el país.

La lista es larga, y debería serlo aún más. Ministros, embajadores, asesores, delegados y quienes hayan actuado en nombre del Pacto Histórico tendrían que responder por los señalamientos sobre dineros ilícitos que, según las investigaciones, financiaron campañas y patrimonios. Los videos del entonces candidato Gustavo Petro recibiendo fajos de billetes y las revelaciones sobre el dinero ingresado al patrimonio de su hijo Nicolás Petro no podían quedar en el olvido ni en la impunidad.

Y esta lista no solo se hace presente en Colombia, sino también en Venezuela y en otros países de la región. Estar en la Lista Clinton es una condena civil, una medida que tiene un efecto devastador, pues afecta no solo a quien aparece en ella, sino a sus familiares, amigos y colaboradores. Para muchos, representa un sello casi apocalíptico, como el “sello de la bestia”, con el que no se puede comprar ni vender, ni siquiera mantener una cuenta bancaria sin estar bajo el foco de todos.

Es bien sabido por todos que no tener dinero es un problema; pero tenerlo en exceso y no poder justificar su origen, es una desgracia mayor. Y aunque en el sistema judicial colombiano esto suele pasar desapercibido, para los norteamericanos el lavado de activos no es un chiste: es un delito federal que se paga con cárcel y genera sanciones económicas que pueden durar toda la vida.

Esperemos que en los próximos días las medidas sigan su curso y que quienes han vivido del poder sin transparencia enfrenten las consecuencias. Que sigan cayendo los amigos, los colaboradores y los cómplices.

Porque la lista es larga, y la justicia, por fin, empieza a escribir sus nombres uno a uno.

@oscarborjasant