Qué buenos recuerdos aquellos para los que ya llegamos a cierta edad respecto al ábaco. Con sus bolitas de madera de múltiples colores, y el particular sonido cuando se utiliza como herramienta de cálculo matemático en escuelas y colegios. Con seguridad, muchísimos ingenieros, arquitectos, pilotos, contadores, etc., pasaron y gozaron con este implemento. Siendo sus inicios en los cálculos matemáticos. A la juventud de ahora, si se le pregunta por ese añorado instrumento de enseñanza, no tiene ni la más remota idea de qué se trata ni cómo funcionaba; sonándoles la pregunta a prehistoria. Jamás se nos tildó de que padecíamos problemas de visión, ni de desconcentración, ni adicción al empleo del ábaco, todo lo contrario. Nuestra vivacidad y destreza en el empleo del mismo nos servía de elemento de competitividad con los demás compañeros de clase. En aquellas calendas, no existían las calculadoras Motorola ni nada que se le pareciera, computadores, tablet, nada que ver. Esos eran temas futuristas, producto solo para el imaginario.

Con la llegada de las calculadoras, computadoras, tablets, teléfonos inteligentes, etc., el mundo cambió: dio un salto exponencial en materia de agilidad en las comunicaciones, en el comercio, transacciones bancarias ágiles, procedimientos quirúrgicos, en todo, pues abarcó el mundo entero. Trajo beneficios por la agilidad, precisión y claridad ofrecida, en cualquier área. Basta solo con encender su computadora; se podrá estar informado de cuanto acontece en el mundo entero; puede en el mismo momento realizar pagos en línea, hablar con un amigo en la Conchinchina, escribir una carta, en fin, realizar múltiples funciones. Me acordaba del ábaco; por su simpleza nos daba las respuestas que requeríamos mediante sus diferentes bolitas de colores, con la diferencia de que esta solo se daría si empleabas el raciocinio e inteligencia apropiada ---y no, por una respuesta señalada por un aparato que te indica la respuesta en forma aleatoria, sin el más mínimo esfuerzo mental para lograrlo, qué cambio.

El tema central del escrito radica, además de lo anterior, en resaltar lo poco confiable y peligrosa de esta nueva tecnología, reconocida ahora con la sigla IA (inteligencia artificial). Tanto es así, que las armas expandidas por el planeta por las superpotencias, con cargas peligrosísimas para la humanidad. Para su uso y mantenimiento, deben ser sometidas y monitoreadas, con claves y más claves que conlleven su control. Demostrando su poca confiabilidad sobre estos elementos que obedecen a la IA. Controles todos, también sujetos a errores o desperfectos de las computadoras que las manejan y controlan, dejándonos al mundo entero en manos de un error humano, como al desperfecto de los mismos; situaciones que podrían acabar con el planeta en un cerrar y abrir de ojos. Qué frágil se encuentra nuestra vida en la tierra, lo que pone en perspectiva a la IA como quiera que sea, en su silencio amenazador, quien gobierna la tierra.

Freddy Otero Juliao