Me gusta una frase de Eduardo Galeano: “Decimos que comemos para vivir, pero también comemos para recordar, para amar, para pertenecer”, ya que me hace entender por qué algunos platos me ponen de nuevo alrededor del fogón de leña donde Cleotilde, mi abuela, una gran cocinera, me enseñó a ser tan caribe como soy.
Y por estos días, con las redes que tejen los afectos, he vuelto a entender lo que significa la comida como fuente de identidad. Ha sido para mí motivo de alegría y de orgullo compartir con Leo Espinosa: una lideresa, amante de los ritmos musicales afrocaribeños; una mujer comprometida con la excelencia; una artista que, en la alquimia de los sabores y los colores de la cocina, expone lo que somos en este mestizaje maravilloso de Colombia, y que cree en la gastronomía como un motor de desarrollo.
En Leo sobresalen tres valores que me parecen fundamentales para quienes queremos convivir en medio de la diferencia, con proyectos comunes que nos hagan realizarnos.
Ningún líder que segregue y discrimine podrá generar verdadero desarrollo. Por eso celebro sus recorridos por los territorios colombianos, entendiendo las necesidades de las comunidades y buscando, como ella misma lo dice en una entrevista: “Desde mi punto de vista artístico y gastronómico, construyo realidades a partir de experiencias (...) Es una forma de conectar formas de vida y hacerlas visibles”. Ese valor se llama inclusión.
Sus platos son, de alguna manera, crónicas que exponen parte de nuestra identidad sin temores y con el orgullo de lo que nos define. Ahí encuentro el valor del amor propio, tan necesario para la felicidad y el desarrollo. Ahondar en nuestra gastronomía ancestral nos hace entendernos mejor para poder crear y crecer como individuos y como sociedad en el presente. Creo que el gastrónomo francés Jean Anthelme Brillat-Savarin tiene razón cuando dice: “Dime qué comes y te diré quién eres”, porque eso dice más de nosotros que cualquier discurso.
En estos días la escuché en la celebración de los 20 años de su proyecto gastronómico, y se me hizo explícito ese valor de la audacia para lanzarse a emprender, construir empresa y matar todos los miedos que los humanos podemos tener cuando queremos concretar una de las ideas que revolotean en nuestra mente. Ahí es valiente, organizada, luchadora y trabajadora. Lidera equipo y se atreve a innovar para poder responder a los desafíos del gusto de hoy.
Ella es una caribe que nos representa y nos enseña desde su ejercicio como chef. Con Alcy agradecimos conocerla y estar cerca de ella, y así tener motivos para celebrar la vida.
@Plinero