Recuerdo a un “pintoso” amigo de juventud que tenía una novia, buena persona ella, pero tan fea que a él le daba vergüenza mostrarla. Esa es la misma sensación que siento cada vez que alguien que no conoce a Barranquilla me comenta que vendrá unos días a la arenosa en cualquier plan que sea, y que viajará en avión. ¡Erda, qué vaina, y con este aeropuerto de pueblo de tercera categoría que tenemos! ¡Tremenda mala primera impresión la que se llevará y peor cuando arranque del aeropuerto para Barranquilla! Pero cuando no es una persona a la que espero, sino que es la ciudad esperando a cientos de importantísimos personajes del mundo entero que han viajado a decenas de países y conocido aeropuertos de todo tipo, desde los más deslumbrantes hasta los más modestos, saber que arribarán a nuestra flamante Barranquilla por el vergonzoso Ernesto Cortissoz, se me cae la cara de la vergüenza, y no es para menos.
Así que desde que supe que la OCDE – Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – reuniría a dignatarios de tantos países por primera vez fuera de Europa y escogido a Barranquilla para su Foro de Desarrollo Local 2025, no he dejado de pensar en la pésima impresión inicial cuando desciendan de los aviones que los traerán desde los 4 puntos cardinales del mundo, recorran nuestra terminalita de tercera categoría, estén recogiendo sus equipajes y peor luego, cuando arranquen del aeropuerto y tengan que atravesar un desastroso tramo por Soledad, población que no tiene arreglo, por lo que hay que explicar obligadamente en todos los idiomas necesarios, ¡que eso no es Barranquilla! Y si la ruta escogida es la Circunvalar de la Prosperidad, mientras se atraviesa Malambo, también tocará explicar lo mismo ¡que eso no es Barranquilla! Aclaración que no será suficiente para minimizar ese primer impacto negativo que afecta tanto a nuestra ciudad. Supongo yo que desde ahora estarán haciendo en esos tramos, por lo menos, algunos trabajitos necesarios para que se disimule un poco esa horrible imagen.
Lo cierto de todo lo anterior es que Barranquilla solo cuenta con un acceso que ofrece a los visitantes una excelente primera impresión, y es cuando se entra a la ciudad por la Vía al Mar, pero quienes llegan por esa vía es porque vienen de Cartagena, así que les ha tocado transitar por la inconclusa pseudo autopista, o del aeropuerto por la Circunvalación de la Prosperidad, habiendo transitado el tramo Malambo – Caracolí, nada atractivo, por lo que considero este tramo el más prioritario para nuestro turismo, entre las obras anunciadas por la gobernación. La entrada por la Cordialidad quedó excelente, salvo el puente sobre la Circunvalación, y la llegada desde Ciénaga, fatal por los tugurios paralelos al caño de la Ahuyama. ¡Y la primera impresión vale mucho!