En el contexto actual, en el que existe tanta confrontación promovida desde el gobierno nacional, que genera mucha frustración e incertidumbre sobre el futuro de nuestra democracia y, consecuentemente, de nuestro país, es alentador conocer los resultados de la reciente encuesta realizada por la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) con el propósito de conocer la percepción de este importante segmento de la población con respecto a temas políticos y sociales en 14 países de Latinoamérica.
Entre las más importantes conclusiones del estudio para el caso de Colombia, hay que resaltar la preferencia político - ideológica de los jóvenes, quienes se ubican en el espectro político así: el 58% en centro, seguido por la derecha -que cada día crece más- con el 26%. En la Izquierda solo se ubicó el 16% de la muestra representativa encuestada.
Este último dato demuestra que los jóvenes también están fastidiados y frustrados con el estilo, la dinámica y los resultados del actual gobierno de izquierda que tenemos en Colombia.
Es un hecho favorable para motivarlos a involucrarse en la creación de sinergias y en la unión de esfuerzos para lograr revertir los impactos negativos que ha venido padeciendo el país en temas tan importante como la seguridad y orden público, la situación fiscal, el comportamiento de la economía, vivienda, la educación -evitando la alta deserción actual-, la generación de empleos e ingresos, la estabilidad, y en general para la creación de las condiciones necesarias para mejorar la calidad de vida de los colombianos.
Es claro que el rol de la juventud es clave para cambiar el rumbo actual del país. Es un pilar fundamental que nos permitirá asegurar el relevo generacional apropiado, con similar tendencia ideológica a la de la encuesta de FES, de un liderazgo político orientado a rescatar el país para evitar repetir la historia que padecemos hoy en manos del “progresismo” que ha llevado a la destrucción social y económica de varios países Latinoamericanos.
Aunque los jóvenes muestran bajo nivel de confianza en algunas instituciones, como los partidos políticos y el congreso -que existe a nivel general- es necesario invitarlos a proponer iniciativas para mejorar esa y otras situaciones institucionales y de políticas públicas que les generan desconfianza a los colombianos.
Atender las motivaciones e intereses que mueven a esa juventud facilitará su activa participación en la rectificación del rumbo. La oportunidad será en el 2026, pero hay que comenzar ya.