Inicio aclarando que no considero solo una forma de familia, en la cual, están padres, madres e hijos/hijas, porque reconozco la diversidad de las mismas, las madres o padres solteros, la familia extensa y todas las que la realidad pueda brindarnos y que no deberían ser invalidadas por ningún esquema ortodoxo.

Con esta claridad procedo a hablar de una palabra que me cautiva como todas las que proponen aperturas o transformaciones; la mapaternidad, un concepto que plantea una crianza compartida, donde las cargas y el disfrute se viven a la par, los cuidados de los hijos o hijas son responsabilidad tanto de la madre como del padre y los dos asumen un trabajo en equipo, sin cargas inequitativas o para ser más clara sin sobrecarga sobre las madres y las figuras femeninas.

La mapaternidad rompe estereotipos que históricamente asignan roles de crianza, cuidado y abnegación exclusivamente a las mujeres.

De este modo, la mapaternidad es uno de los conceptos beligerantes que se necesitan en las nuevas formas de relacionamiento para los procesos de cuidados, crianzas y relacionamiento familiares.

Urgen cambios en todo lo que impide una vida en equidad e igualdad de derechos y especialmente de plenitud para las mujeres donde no tengan que cuidar más a los demás que a ellas mismas y los hombres no se pierdan la oportunidad de vivir la paternidad con sanación de cargas machistas, amplitud afectiva y pactos de amor.

Es momento de seguir deconstruyendo mandatos patriarcales que impiden que las familias se desarrollen desde relacionamientos horizontales/circulares e incluyentes. Por tradición se ha establecido que los hombres son proveedores y las mujeres cuidadoras, esto debe dinamizarse y contextualizarse a realidades sentipensantes en las cuales, todos y todas participen sin limitación basada en estereotipos de género.

De este modo, es importante mencionar que la familia se ha vivido desde modelos clásicos como el espacio fundamental de la sociedad, cumpliendo con características como la heteronormatividad, la reproducción y el patriarcado, entre otras. La mujer en este ámbito es la cuidadora, reproductora y sometida al dominio de un compañero. Y es pertinente referir que ella debe cuidar de él, de los hijos, de la familia extensa y también de sí misma.

Por ello, es importante pensar en la salud y el tiempo de calidad para las mujeres desde los roles asignados a ellas históricamente en la familia, dado que ese desgaste y entrega es poco valorado, socialmente no tiene reconocimiento y menos una remuneración.

Aunque actualmente el trabajo de cuidar es una responsabilidad social sin límites para hombres o mujeres, es una actividad que históricamente ha sido asignada de manera significativa a ellas.

Actualmente se reconocen diferentes tipos de familia y por ello, es importante el rol de las mujeres que se atreven a cambiar recetas y a ejercer sus libertades, partiendo del punto de no limitarla a roles de maternidad o cuidado del hogar, sino desde la garantía o reivindicación de sus derechos sexuales y reproductivos.

Es pertinente reconocer que los roles femeninos al interior de la familia han venido cambiando dada la transición que las mujeres han realizado de lo estrictamente doméstico (privado) a la vida laboral y pública.

Se torna, entonces, útil analizar el concepto familia desde un enfoque feminista y crítico con los esquemas.

Asimismo, defender la dimensión del concepto de género, entendido como un «principio de organización social» que permite análisis muy diferentes, tanto de las desigualdades entre hombres y mujeres como de fenómenos sociales más amplios. ¡Es el camino!

@facostac