Con la implementación de la tecnología del internet y de la era digital los avances e intentos por crear nuevos medios de pago fueron creciendo, al inicio las tarjetas de crédito, los cajeros electrónicos, los pagos por transferencia, lentamente fueron desplazando el dinero en efectivo.

Para los futuristas, la necesidad de encontrar un dinero electrónico “e-cash” era un reto en la década de los 80. Los desarrolladores, se dieron a la tarea de lograrlo con muchas ideas que fueron creciendo y consolidándose, por descabelladas que parecieran. Al comienzo no tuvieron éxito. Ningún banco de la época contemplaba la opción, ni quería correr el riesgo ni hacer la inversión, en algo que para ese momento no era seguro ni confiable, el internet se desarrollaba, los ordenadores y los teléfonos celulares no estaban al alcance de todos, la resistencia a la tecnología fue cediendo, pero al inicio no fue algo sencillo.

Fue en 2008 cuando surge un nuevo sistema de moneda electrónica anunciando que sería totalmente una (red descentralizada donde los usuarios comparten recursos y datos directamente entre sí, sin necesidad de un servidor central) y que no estaba basada o respaldada por ningún banco central.

El primer bloque de bitcoins, conocido como el bloque de génesis, es creado por “Satoshi Nakamoto” No existe claridad si es una persona real hombre, mujer, o transgénero, un ser de carne y hueso o un mito, un super héroe que quiso salvar a la humanidad; especulaciones sobre su existencia afirman que era un matemático, un grupo de jóvenes hackers, o una organización secreta de inteligencia de un país. Lo cierto es que la creación del “Bit Coin” se le atribuye a este misterioso personaje, para algunos considerado un superhéroe, para las generaciones futuras, podrá ser estimado como un personaje mitológico de leyenda, como lo fueron Zeus, Poseidón, Hades, Hera, Atenea, Apolo, Artemisa, Afrodita, Ares, Hermes, Hefesto, Dionisio y Hestia, para los griegos.

A medida que las nuevas criptomonedas crecen su valor aumenta y por ende su confianza. Es posible que en los próximos años los billetes físicos desaparezcan y las criptomonedas respaldadas por los bancos centrales se conviertan en el único medio de pago legal para muchos países, transformando la vida de los seres humanos y la forma de comprar y vender. Sin embargo, la idea de un mundo sin dinero físico me genera ciertas inquietudes: ¿Qué pasará con la privacidad financiera? ¿Estaremos cómodos con un sistema donde cada transacción puede ser rastreada y analizada? ¿Se perderá la libertad que ofrece el efectivo, esa sensación de anonimato al hacer una compra?

@lavozdelderecho