El Dios de la oscuridad para los griegos era Érebo, cuyo nombre significa “oscuridad profunda” o “tinieblas”. Era hermano de Nix (la noche) y, ambos, hijos de Caos. La cita mitológica sirve para ilustrar cómo la mala planificación energética puede dar lugar a la oscuridad literal y simbólica: apagones, incertidumbre y retroceso.

De acuerdo con fuentes consultadas, el apagón que vivieron países de Europa es fruto de improvisación política y técnica. Contrario a lo que los responsables quisieran haber reportado, una fuerza mayor irresistible, todo apunta a que el apagón que paralizó partes de España, Portugal y Francia, estuvo relacionado con limitaciones estructurales del sistema eléctrico. Presionado por la variabilidad de las renovables y diseñado para condiciones distintas, colapsó por vulnerabilidad técnica. Las fuentes afirman que el origen es una transición energética espuria, basada en exceso de entusiasmo político por energías renovables, sin respaldo técnico ni logístico confiable. Por años España fue aplaudida como modelo de transformación energética. Cerró centrales térmicas y nucleares, promovió masivamente las energías solar y eólica, y embriagada, escaló metas climáticas. Olvidó algo esencial: la seguridad energética. Las fuentes renovables son limpias pero intermitentes. Si el viento no sopla ni el sol brilla, se necesita respaldo firme y ese respaldo se desmanteló por razones ideológicas. Colombia está en un dilema parecido. Depende en más de un 70% de la energía hidroeléctrica, vulnerable al clima, y se impulsan con frenesí las energías renovables. Muchos abogan por acelerar la proscripción de los hidrocarburos y se desmontan proyectos de exploración de gas (ya estamos importando gas costoso). Ruta peligrosa si no se asegura antes la confiabilidad de nuestra red de transmisión, lineal y centralizada, diseñada históricamente a transportar energía desde grandes hidroeléctricas o térmicas. Se necesita modernizarla integralmente, para absorber sin riesgo el crecimiento de la energía solar o eólica, pues no está diseñada para gestionar múltiples fuentes renovables dispersas. Si estas fuentes entrarán en operación, podrían causar congestión en líneas existentes que hoy operan al borde de su capacidad. Se politiza además el debate energético como si fuera una lucha de buenos contra malos, en realidad es una cuestión de balance técnico y preservación del equilibrio del trilema energético. La lección es clara: no se trata de frenar la transición, sino de planearla para que sea justa y ordenada. España, con todo su desarrollo y recursos, falló por exceso de confianza.

Colombia tiene claramente menos margen de error, no puede permitirse el lujo de imitar un camino fallido. Una transición sin seguridad energética es una transición hacia la oscuridad. Un drama con Erebos, su hermano Nix y su padre, Caos, como protagonistas.

@achille1964