Investigando sobre el origen de la palabra placebo encontré varias anotaciones importantes. El primer uso es en el Siglo XIII en la víspera del día de difuntos en la Iglesia Católica Romana. Placebo viene del latín cuyo significado es “complaceré” pero en la historia aparece como “adulador”. En la Edad Media se utilizó para describir el efecto de las plañideras profesionales con relación a la muerte de una persona. El uso médico de placebo se hace en el siglo XIX con evidencia en la búsqueda de “efecto placebo”, mejora la condición del paciente, pero no puede considerarse al tratamiento específico utilizado.
La historia de la medicina es la historia del efecto placebo. Los fármacos en esa época fueron formulados erráticamente y usados en forma no científica. El Papiro de Ebers menciona más de 800 prescripciones y 700 fármacos. A pesar de su aceptación debemos reconocer que solo el 35% de las personas son influenciadas por el placebo. Más aún, el efecto placebo puede afectar al cuidador y la forma como percibe la evolución de la enfermedad.
Definimos como placebo toda sustancia que carece de actividad farmacológica, pero puede tener un efecto terapéutico cuando el paciente la ingiere. La sustancia en sí no tiene ningún efecto curativo. Cree que es un medicamento realmente efectivo. Esta acción la conocemos como efecto placebo. Entre los que se utiliza frecuentemente mencionamos las píldoras de azúcar o sueros carentes de actividad. A veces utilizamos placebos con propósito terapéutico, pero tenemos en cuenta estas dos condiciones: no es posible recurrir a un tratamiento farmacológico eficaz o cuando se considera que puede ser un excelente ayudante en la psicoterapia. Algo interesante y que puede explicar el efecto terapéutico es el condicionamiento clásico (respuesta aprendida). El paciente desconoce que es placebo, genera actitud positiva y está convencido que su respuesta será positiva. A mayores expectativas mayor será el efecto placebo.
En el ambiente médico podemos utilizar placebos en la investigación clínica. A este grupo de pacientes los llamamos grupo de control y nos permiten compararlos con los efectos sobre la población estudio. Otra indicación: cuando el proceso de enfermedad es autolimitado y no hay medicamentos que puedan superar el efecto placebo. Hay personas que responden mejor al placebo: alta confianza al médico cree en los hospitales y sus cuidadores. Así también estas opiniones negativas determinan el resultado del efecto placebo. Se debe medir con claridad y diferenciar la medición y resultados entre el fármaco y su comparación con el placebo. Un placebo con indicaciones de 50% de mejoría no es comparable.
En 1890 Iván Pávlov descubrió el condicionamiento clásico. El sonido de una campana hacía que los perros empezaran a preparase para la digestión. Salivaban e hizo que asociaban el sonido con el alimento. Múltiples experimentos empezaron a realizarse y así se descubrió la primera etapa del efecto placebo: la corteza prefrontal. Desde allí viaja por las vías y núcleos que hacen parte de la semiología del efecto placebo (sustancia negra, por ejemplo, es estimulada), La segunda parte del efecto son los mensajeros químicos. En especial la colecistoquinina (CCK), la cual se produce cuando estamos ansiosos. Bloqueando su acción con la proglumida se produce el efecto y muy parecido cuando damos diazepam. Hay múltiples ejemplos con placebo: en la Enfermedad de Parkinson y como su efecto simula la producción de dopamina, en enfermedades de origen inmunológico y múltiples alergias. Se utiliza además cuando estamos en ensayos clínicos (experimentos doble ciegos) y el grupo de control lo recibe. No se informa a pacientes o investigadores cuál es la medicina indicada. No debe haber maleficencia o engaños.
Algo interesante y con bases psicológicas y neurobiológicas es el efecto nocebo. Los placebos pueden tener efectos colaterales y sus manifestaciones inespecíficas. Se presentan en personas vulnerables y específicamente con alteraciones en su personalidad y síntomas de ansiedad. Afecta más a las mujeres y el estado depresivo en ellas es una constante.
Es ético utilizar placebos cuando no existe tratamiento para una determinada enfermedad o cuando la terapia actual tiene múltiples efectos indeseables. Si suspendo el tratamiento los riesgos son mínimos o insignificantes para los participantes. Además, razones metodológicas que justifican su uso.
@Rembertoburgose