No existe un calificativo adecuado para aplicar a lo que nos está ocurriendo y que ningún país medianamente civilizado permitiría: Nuestros héroes impunemente secuestrados por malandros disfrazados de campesinos, sin que haya siquiera una decorosa reacción, ni se exprese una general indignación. Las fuerzas armadas y la policía acoquinadas; la aviación sin vehículos, no sólo de tierra, sino helicópteros y aviones que tienen que alquilar a particulares, no para medio adelantar su misión, sino para transportarse; el personal desmotivado y hasta humillado; sin mencionar la angustia de los familiares de nuestros muchachitos viendo al gobierno hacerlos padecer. Lo peor: un congreso que no aprueba la censura para el peor ministro de la historia, que permitió todos los vejámenes imaginados contra su gente, contra sus tropas, o sea, contra nosotros mismos.
En algún momento se esperó la reacción de las reservas. Ilusionaba la actitud de mi general Zapateiro. Pero queda ratificado que una vez visten el “everfit” pierden vehemencia y sufren una especie de “reflejo condicionado” que les retrotrae la sumisión, y olvidan su verdadera misión.
La culpa, claro, es de Petro, responsable directo y autor intelectual de todo lo malo que nos ocurre, pero también, y en buena parte, del congreso, sobre todo de un partido liberal que actúa como si el desastre nacional no cayera también sobre ellos. Los peores son los de la Cámara, mercenarios que entregan su voto por cualquier líchiga burocracia, y le aprueban todo, así sea nocivo para el país. Confiamos en que Efraín Cepeda y el Senado vuelvan a detener el caprichoso asalto a la salud.
Petro debe estar feliz hoy, que habrá eclipse lunar, los astros en acción. Se sentirá en su salsa, distribuyendo vida en el espacio, mientras de a poco va teniendo éxito en la destrucción del país.
Coletilla: Pasando a temas más amables, y con ocasión del protagónico papel que desempeñaron nuestros peloteros en el reciente torneo internacional, hay que insistir a la ausente Liga de Béisbol sobre su obligación de, en cumplimiento de su tarea, impulsar torneos municipales y barriales que recuperen aquella afición que estaba extendida en todo el Departamento, tal como no hace mucho logró Erasmo Pérez quien, sin ayuda oficial montó aquel Torneo Recordar con participación de doce equipos de aquí y de varios municipios, donde más de 300 muchachos entre 14 y 18 años disputaron tremendos partidos reviviendo y generalizando el gusto por la pelota caliente. ¡que despierten los de la Liga, y cumplan su misión!